En Gijón nos unimos al ‘Camín de Cuadonga’, bien señalizado por la Tertulia Cultural el Garrapiellu y en Villaviciosa a la Ruta a Covadonga, que tiene una larga y consolidada tradición en la Villa.
La ruta sigue la sienda de vieyos caminos de los que l’orixen piérdese nel pasau… pasos naturales entre valles y montañes, tresformaos en calzaes cuando la romanización y en “caminos reales” na Edá Media, munchos de ellos agora cubiertos de capes d’ asfaltu, pero otros conservaos perbién, col suelo empedrau y llendaos per vieyes muries de piedra, testigos del pasu de milenta viaxeros, caminantes y peregrinos, a lo llargo de la historia’ (Xurde Morán)
La mayor parte del trazado discurre por asfalto, camino ‘hecho con las manos’, encontrando tramos de sendero, ‘camino hecho con los pies’, como le gusta decir a un buen amigo; ¡cómo agradecen los pies estos senderos!; y, aún más importante, alejan al caminante de ruidos molestos y de humos nocivos. Al describir el recorrido se hará mención especial a estos tramos. ¡Cuánto agradeceríamos que se fuese ampliando la red de senderos andariegos para llegar a Covadonga!
En el libro de Xurde se lee: ‘especial agradecimientu a Tino Lozano, de la Tertulia Cultural El Garrapiellu, que la caleyara munches veces, buscando siempre atayos nuevos, siendes y caminos que miraren de dir a la Santa Cueva pela vía más direta, pero quitando lo más que se pudiere de carreteres xenerales’. ¡Enhorabuena!.
‘El Garrapiellu hace una estimable labor de señalización en marzo y abril de 1993, pintándose flechas marielles, xunto a un trisquel (adornu solar célticu de tres brazos); nel verano de 1997 inaugurose la nueva señalización oficial del Camín con postes y fleches de madera’.
El camino discurre por muchos núcleos de población donde es posible abastecerse de agua y de comida en algunos, por lo que se puede ir más ligero de peso en lo que respecta a aprovisionamiento. En el recorrido encontramos pocas fuentes y, menos aún, lavaderos, tan típicos de otros pueblos de Asturias; quizá no supimos observar suficientemente.
Xurde Morán, sin duda con la mejor intención de engrandecer el Camín, dice eufemísticamente en su libro que ‘tien tal encantu esti camín que ye una de les travesíes andariegues más guapes d’ Asturies’ Puede ser así, porque la valoración íntima del senderista no se mide por los múltiples verdes, ni por la variedad de árboles autóctonos o importados que rodean el camino, o por la diversidad de pájaros o de ríos que ‘cantan acompasadamente’ creando un especial sosiego, o por las soledades y silencios que acompañan; ¿monótona y bonita travesía ésta?, sin duda, pero discurre por largos tramos de asfalto, lo que, a nuestro parecer, le resta esa categoría superior de tantas y tantas sendas por Asturias, y, en este contexto de senderos que lleguen a Covadonga, nos parece que destaca el GR 105 ‘Camino de Oviedo a Covadonga’ o Ruta de las Peregrinaciones.
Se propone realizar esta travesía en cuatro etapas. Los puntos finales de cada una de ellas pueden acomodarse atendiendo a la decisión del senderista o grupo de senderistas. En esta presentación se ofrece aquella que se considera mejor, atendiendo a la facilidad de usar un transporte público para comienzo y final de cada etapa. En cuanto a los tiempos señalados para cada etapa hay que considerar que son estimativos y que tienden a ser más bien sobrados.
Encontraremos paisaje, monumentos, quintanas, rincones con hechizo y acompañantes habituales: perros, pájaros, ríos… y también ruidos, humos y tráfico.
Comencemos, pues, el camino! Sólo hay dos reglas en el camino (también en los ‘caminos’ de la vida): ¡empieza y continúa!.
Primera etapa: AVILÉS-GIJÓN
Distancia: 25 kilómetros (incluyendo el recorrido hasta el centro de la ciudad)
Tiempo estimado: 8 horas
Dificultad: baja
Avilés guarda cuidadas las reliquias del pasado; Avilés conserva con cariño las heredadas joyas: San Nicolás, San Francisco, Baragaña, los Alas, Galiana, el Rivero, Sabugo … ellas viven en el corazón, en la mente, rodeadas de amor, de prestigio; viven en la realidad, los ojos pueden contemplarlos, las manos acariciarlos y en la callada noche, cuando la casta Diana, hace las sombras mayores en el silencio augusto de la hora solemne, óyese, suave como suspiro, un susurro misterioso que nos cuenta leyendas y consejas de antaño’ (Pérez Pimentel)
Iglesia de Llaranes
Para el itinerario de esta etapa primera se opta por seguir al revés – se retrosigue- el ‘Camino de Santiago por la Costa’.
Se parte del Puente Azud, conocido punto de referencia en Avilés, en dirección a Gijón por la carretera principal. Aunque suponga un pequeño rodeo, interesa tomar la desviación a la derecha, a Bustiello, indicada antes de cruzar la autopista. Desde este núcleo nos encaminamos al barrio ‘obrero’ de Llaranes, que se cruza de oeste a este, pasando por la iglesia parroquial de Santa Bárbara hasta llegar al barrio viejo donde está la capilla de San Lorenzo; el recorrido por este representativo y remocicado poblado de Ensidesa es una ocasión buena para conocer de los labios de un experto parte de la reciente historia industrial de Asturias.
El camino del recorrido sigue paralelo a la autopista Oviedo-Avilés. Se encuentra enseguida el cementerio de Trasona, que lamentablemente quedó separado de la iglesia parroquial de San Vicente de Trasona por la construcción de la autopista (por fin, se están realizando las obras de unir, mediante un puente, ambos conjuntos). Este camino lleva hasta el Centro Comercial ‘Parque Astur’; aquí se impone cruzar la autovía para alcanzar la carretera Avilés-Gijón hasta Tabaza, al haber sido cegado el puente que comunicaba más adelante con esta carretera. El tramo de carretera que hay que seguir machaca los pies y los oídos. Durante esta primera parte del recorrido hasta Tamón se va dejando a la izquierda la gran industria del acero de Asturias: primeras naves de laminación y chimeneas de los Hornos Altos de ENSIDESA, contrucciones nuevas o renovadas de Aceralia, Grupo Arcelor, Arcelor-España, ¿Mittal Steel?…
En este recorrido interesa la compañía de un senderista que conozca el ya largo proceso de integración y desintegración de la industria del acero pionera en Asturias. Caminamos a Covadonga pero a través de la Asturias que suda y canta, lucha y espera, teje y desteje.
El camino continúa ya por tierras de Carreño, de oeste a este, hasta entrar por Poago en el concejo de Gijón. ‘El antiguo Camino de Peregrinos a Santiago por la costa asturiana a su paso por Carreño no es otro que el “camino real y usual” citado por el historiador candasín Gonzáles Posada y al que el Padre Risco en España Sagrada (tomo XXXVII, año 1789) denomina “Camino de la Costa Asturiana”’.
Situados en la rotonda de Tabaza, el campanario de la iglesia parroquial de San Juan de Tamón nos indica la buena dirección. Dejado atrás el pueblo de Tamón, una desviación a la izquierda, hacia Ambás, permite introducirse en un entorno diferente: verde, abierto y sin ruidos. La fuente de Ambás, que tiene una curiosa inscripción, invita a una necesaria parada en el camino, aprovechando además para contemplar las sólidas edificaciones del lugar y un pequeño bosque de laureles al fondo. Al reemprender el camino, la iglesia parroquial de Santiago de Ambás aparece en el horizonte; merece la pena desviarse treinta pasos para admirar el cuidado complejo: templo, cementerio, área recreativa y para echar una mirada al paisaje dejado atrás, rematado por el monte Gorfolí.
De nuevo en la carretera comarcal, se avanza, sin desviarse, hasta Santa Eulalia del Valle, donde de nuevo nos detenemos para admirar la florida iglesia parroquial y el conjunto disperso de casas de esta parroquia. Siguiendo la indicación hacia Empalme, a los quinientos metros, en la parroquia de Guimarán, se encuentra, a la derecha, la ermita de la Virgen de los Remedios, patrona de Carreño.
Una vez que se goza de esta sobria pero muy cuidada ermita, comienza el ascenso hacia el Monte Areo; en los cruces que se encuentran, seguir siempre la dirección que indica al Dolmen de San Pablo, donde el senderista ha de detenerse para visitar, al menos, los tres túmulos de enterramiento que se encuentran a la vera del camino. ‘El Monte Areo o ‘Monte de las Aras’, monte sagrado, mágico e histórico fue habitado por los pobladores primitivos para sacralizarlo y convertirlo en morada de sus muertos; también fue escogido por los romanos para situar su monumento a la ocupación de territorios de los Satures, las Aras Sextianas, a principios de la era cristiana’. Por este monte sigue pasando el transitado ‘Camino de Santiago’ y el G.R. 100 ‘Ruta de La Plata’. Este espacio natural se encuentra poblado en su mayor parte por eucaliptos, monte bajo, alisos y algunos pinos; en la altiplanicie existe una amplia área recreativa. El Monte Areo tiene una considerable extensión y una belleza que, por ir de paso, queda sin conocer suficientemente, invitando al senderista, peregrino o turista a volver a recorrerlo reposadamente.
Siguiendo el amplio camino hacia el este, se encuentran las casas de la Loma de San Pablo, poblado que se deja a la izquierda para girar, en el próximo cruce en Y, a la izquierda, camino que más bien pronto que tarde (pues discurre por un lugar hermoso) nos introduce en el Camino Real que lleva a Poago, donde, después de visitar la iglesia parroquial de Santa María, nos dirigimos por la carretera que une este pequeño núcleo de población con la gran metrópoli de Gijón. Resta bajar hasta la carretera general Gijón-Avilés atravesando el puente sobre la ría de Aboño donde desemboca el río Aboño que nace en el concejo de Llanera y, por Veriña, entrar en la gran ciudad por el Cerillero. ‘Tres días hacían falta para recorrer la ciudad de Nínive’ dice el autor inspirado ; tres horas a pie pueden ser necesarias para atravesar Gijón, por La Calzada, Cuatro Caminos, El Natahoyo, Cimadevilla, Paseo de San Lorenzo, y el Piles (donde puede dar comienzo la segunda etapa siguiendo la Senda del Peñafrancia).
Esta primera etapa termina en el Centro de Gijón.
Segunda etapa: Gijón (La Guía) – Amandi (Villaviciosa)
Recorrido: 24 kilómetros
Duración aproximada: 8 horas
Dificultad: media-baja
‘Oviedo debe su origen a un Convento y a una Corte. Gijón nació como refugio de pescadores que al mar debían su sustento. Cuando Oviedo nació, Gijón ya era adulto; miles de años de lucha con el embravecido Cantábrico templaron su carácter; así se hizo altivo, audaz, enamorado de su libertad, embriagado por ese “quid” divino que el mar da a sus enamorados’ (Pérez Pimentel).
En la Guía comienza la senda de Peñafrancia, una vereda preciosa que lleva hasta Deva.
Discurre toda ella remontando el río Peñafrancia, que, pasando por Las Mestas y lugares rurales de Gijón, dejarán al senderista una preciosa imagen del cuidado que esta ciudad pone para el solaz de sus vecinos y advenedizos.
Muy pronto, una vez iniciada la senda, aparece, a la izquierda, acompañando constantemente este bello recorrido, la esbelta torre de la Laboral ¡qué bien pareces ahí torre altiva!
Hay que destacar que en muy contadas ocasiones se recorre completamente el cauce de un río desde la desembocadura hasta su nacimiento como se hace en esta senda del río Peñafrancia.
Universidad Laboral de Gijón