COVADONGA
 

BREVE GUÍA DE COVADONGA (II): LA BASÍLICA[1]
Cayo González Gutiérrez       Javier Remis Fernández
Una magnífica descripción de la Basílica la encontramos en la obra citada en nota de D. Maximiliano Arboleya. No sólo se fija en abundantes detalles, sino que nos relata la construcción casi día a día. Su parentesco con el Obispo Martínez Vigil quizá le incline a su exaltación aunque también se refiere a Sanz y Forés y otros personajes decisivos en la construcción de la Basílica. Esta obra contiene una auténtica biografía de Martíinez Vigil. Arboleya escribe en el 25 Aniversario de la solemne consagración de la Basílica que tuvo lugar en 1901.
Con Maximiliano Arboleya vamos a seguir la construcción de la Basílica desde sus cimientos;  El 30 de julio de 1877 el rey dio fuego al primer barreno para volar la cresta del promontorio. Se refiere a la cresta del Cueto, monte que se elevaba frente al Auseva. Se creyó que era el mejor sitio, el edificar sobre la roca que se veía mucho antes de llegar a Covadonga. Esa figura de la Catedral emergente al iniciar la subida hacia el Santuario es ya universal y da fe de la buena visión que tuvieron quienes decidieron el sitio

El día 11 de noviembre del mismo año, Sanz y Forés (el obispo que inició las obras) bendijo y colocó la primera piedra. Las dificultades económicas debieron ser muy grandes de forma que el propio obispo mandó hacer una colecta en toda la diócesis dirigida a todos los asturianos: No pido más que dos reales al pobre labrador. Dé cuatro reales quien más pueda, diez y veinte quien con mayor fortuna cuente. Encuentran abundantes dificultades dadas las tremendas oquedades del terreno en el exterior del cerro y las descubiertas en sus entrañas por los barrenos que volaron la cresta. Todo ello dificultaba grandemente los trabajos de cimentación.
En 1881, el Obispo Sanz y Forés es trasladado a la sede de Valladolid. Esta marcha y la escasez de recursos existentes hacen que se paralicen las obras por primera vez. Al ser preconizado como Obispo el Sr. Herrero y Espinosa de los Monteros, este reanuda las obras que suspenderá meses despué

Si Sanz y Forés había puesto al frente de la construcción al “Alemán de Corao”, Roberto Frassinelli, quien llegó a construir parte de la Cripta, el nuevo obispo pone al frente y le encarga los planos de la Basílica a Roberto Aparici, profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Este obispo también ordena una colecta anual y crea varias Juntas en la Diócesis para acelerar las obras. Estas se reanudarán prácticamente al ser nombrado en 1884 Fr. Ramón Martínez Vigil como Obispo de Oviedo.

El obispo Martínez Vigil reanudó las negociaciones en Madrid (antes de ir a Oviedo), consiguió subvenciones, convenció a Aparici para que aceptara el reto y mandó que reanudasen las obras antes de tomar posesión. En los veinte años siguientes, mientras Vigil estuvo en Oviedo, no se interrumpieron más las obras y el trabajo fue constante. En su segunda Pastoral, dedicada a Covadonga, dice:Hase cimentado todo el templo y circuido de un fuerte muro de contención, coronado de almenas, que mide 140 metros de largo y hasta 12 de alto, por alguno de sus lados. Dentro de este recinto y bajo el nivel del pavimento, queda la sacristía (la cripta) que tiene ya dos crujías cerradas de bóveda y colocados los arcos longitudinales y transversales y colocadas las dovelas de las cinco crujías restantes […] La nueva iglesia de Covadonga tendrá deambulatorio y una espaciosa plaza de 2.400 metros cuadrados..
Consigue del gobierno una subvención anual de 80.000 pesetas por la intervención exitosa de Alejandro Pidal, enamorado de Covadonga. Aún antes de terminar la Basílica ya se piensa en otros edificios necesarios para el Real Sitio como un edifico abacial, episcopal o como quiera llamarse, para que se utilice lo más pronto posible la capilla-sacristía (la cripta), en la que se custodiaban los objetos indispensables del culto, para los que se carecía de un local inmediato.
Una nueva suscripción en enero de 1892 encabezada por el obispo con 20.000 pts. y 25.000 de la Diputación, en la que participan varios obispos españoles y el clero de la diócesis (que dio el sueldo de un mes) da un impulso importante a las obras.
Dice el Obispo:


se pone demasiada piedra. El Estado lo hace y me resigné; pero hubiera deseado arreglar el terreno sin tantos muros y tantas escalinatas.

El estado de las obras al fenecer el año de 1892 es el siguiente: se levantaron las paredes en todo el circuito del templo, con sus puertas, ventanas, escaleras, columnas y pilastras hasta la cubrición de las naves laterales, estando volteados los arcos de estas y terminada la crestería exterior que corona los muros del templo. (…)”.Habilitóse además para el culto la cripta nueva del santuario, colocando en ella un altar románico de mármoles, pórfidos y bronce dorado. En la actualidad se conserva solamente el altar de mármol. A esta Cripta se puede entrar por una puerta del lateral derecho de la Basílica, bajando una escalinata de mármol o bien por la puerta exterior que hay en las escaleras que bajan desde la explanada de la Basílica al Hotel Pelayo. Esta puerta está cerrada al público, excepto de mediados de junio a mediados de septiembre, época en que en la actualidad se muestra una exposición misionera. En ella se pretende hacer una capilla penitencial.
Tenemos ya, pues, prácticamente cimentado el templo y terminada la Cripta. El presupuesto para el proyectado templo era de 1.266.120 pts. Ya antes de este obispo se habían gastado unas 420.407 pts. Aunque se había sacado piedra del Cueto, era totalmente insuficiente y por ello se abrió la cantera de Peñalba, de caliza rojiza y marmórea, y se construyó el camino para el arrastre de materiales. En la Cripta se puso pavimento de mármol de Almería. Colocáronse las vidrieras de color, la puerta de castaño con herraje propio del estilo románico de todo el monumento y montáronse los primer… … se construyó una escalinata verdaderamente monumental, de piedra rojiza, delicadamente labrada, que da acceso a la sacristía y a la plaza del templo y de los Canónigos. Esta obra va coronada de almenas, como la del solar de la Basílica y conserva en todo el mismo carácter. El 28 de julio de 1886 se colocó solemnemente la primera piedra de las paredes de la Basílica.
En 1901, el siete de septiembre, se consagra por fin la Basílica, aunque faltaban remates. En representación de los Reyes acudieron los Condes de Toreno. No hubo más representación oficial, quizá debido a que gobernaba el Partido Liberal y el anticlericalismo era bastante radical. Sigue el obispo: Ya está aquí. El siete de este mes se consagró el templo monumental de Covadonga, en cuya construcción agoté 17 años de mi vida. Asistieron los obispos deNueva Segovia, Tuy, Lugo y Jaca, los Delegados regios, Comisiones de la Diputación y Cabildo y muchos fieles. El Gobernador, faltando a la palabra empeñada en carta que me escribió, autorizó los puestos de bebidas y las profanaciones consiguientes frente a la santa Cueva. El culto se vio interrumpido y profanado por bailes, cantos y gritos durante la procesión con antorchas a la Cueva cantando el Rosario. No autorizaré más con mi presencia semejante orgía, impropia de aquel lugar y del culto que ha de darse a la Madre de Dios. Bendigo al Señor que me puso este acíbar en la fiesta que yo había soñado como la más dulce de mi vida.
El mismo Martínez Vigil hace alguna crítica al resultado final de la obra:


Dentro de la Basílica hay una verdadera joya, la llamada “Virgen de Samsó” en referencia a su autor, natural de Barcelona, fallecido en 1908 en Madrid. De ella nos hizo una descripción muy buena el Magistral D. Manuel García[2] en Luces del Auseva. (1976):
En Covadonga, además de la Santina, hay otra imagen de la Virgen María, bellísima por cierto, y de un valor artístico extraordinario. Es la que se venera en la Basílica. Cuando llegó a Covadonga se le empezó a llamar la Virgen de la Silla. Después prevaleció el nombre de la Virgen de Samsó. [El autor] rasgó muchos dibujos, rompió muchos modelos, hasta dar con esta maravilla en la que se conjugan de modo admirable la belleza, la majestad y la ternura…D. Antonio Maura que se extasiaba contemplándola, solía decir: aunque otros motivos no hubiera, sólo por contemplar esta imagen merece la pena venir a Covadonga… Tiene los párpados caídos que para sorprender la luz de su mirada hay que arrodillarse a sus plantas.
M. Vigil pagó por esta imagen 20000 pts. en 1903.
En la misma época que Maximiliano Arboleda escribe Martín Manjón Covadonga en la Mano: guía del Santuario: datos históricos, 1925, 55 pp. En las pp. 22 y ss. habla de la Basílica y de su cronología:
La restauración de Covadonga comiénzase el 7 de junio de 1874, con la construcción de la Capilla del Campo donde se celebra la función del 8 de septiembre, por no haber sitio capaz…
Ni Frassinelli hizo planos de Covadonga, ni podía ni debía hacerlos por su carácter de extraño y porque no era arquitecto. A final de 1882 está levantada la mayor parte de la Basílica y 3 casas para canónigos. Se construyó el palacio capitular-episcopal, con sala capitular, archivos, biblioteca (no son las edificaciones actuales sino que se reconstruyó después. Las últimas obras o reformas que corresponden al estado actual del Santuario las lleva a cabo García Lomas entre los años 1960 y 1963). Pertenece el monumento [la Basílica] al más fino estilo románico que imperaba a fines del siglo XII, y tanto por su artística trama como por el soberbio emplazamiento que ocupa, despierta la admiración de cuantos lo contemplan. El interior del templo consta de tres naves de 54 metros de largo y de un amplio crucero. En la cripta situada al lado meridional, reposan los restos de Pidal y Mon, gran benefactor de Covadonga (actualmente, desde 2005, los restos de Pidal y Mon y los de su esposa reposan en la Colegiata de San Fernando).


Es digno de notarse el altar mayor en el que descansa la artística imagen de la Virgen, obra inspiradísima del escultor y académico Samsó. Muéstrase al lado de la epístola el notable cuadro de Madrazo que representa a los astures proclamando caudillo a Pelayo y jurando por la cruz oponerse al invasor. Retablos, púlpito, lámparas, cuadros, tapices, y demás objetos que adornan el interior de la basílica proceden de piadosos donativos que incesantemente otorgan a Covadonga los fieles de la Santina y los amantes de las glorias patrias.
En el acto de la Coronación canónica el día 8 de septiembre de 1918 le fue colocada a la Virgen la Corona del XII Centenario (obra de los talleres de Granda Buylla formada con alhajas donadas por las damas asturianas) por mano del Cardenal Primado señor Guisasola, en presencia de SSMM. Digna de igual mención es la primorosa corona destinada al Niño Dios y que recuerda, por su forma, las del ímpetu carolingio… Esta coronas se encuentran hoy en el Museo de Covadonga. Para ellas había diseñado el propio sacerdote Granda Buylla un vistosísimo y valioso Tríptico que sirviese como relicario.
El Canónigo Martín Andreu Valdés nos describe con minuciosidad este objeto de arte en El Tríptico de Covadonga. Descripción,Covadonga, 1927. En 1924, con motivo del robo de la corona (robada en diciembre de 1923), se abre una suscripción para comprar un altar-caja fuerte que sirva para guardar el tríptico y las coronas: este se le encarga también a Granda. Aunque en un principio estuvo en la basílica, posteriormente se llevó al edificio abacial que hay frente a la basílica. Posteriormente y durante la guerra desapareció este bello tesoro.
… con el metal sobrante [de la corona] (oro y plata) tuvo la feliz idea de construir el soberbio Tríptico que sería el estuche o joyero en que se guardara la santa efigie. A las órdenes de Granda “trabajaron el habilísimo cincelador Menéndez, y Capuz, el soberano escultor de mundial fama”. Así describe Martín Andreu algunos elementos de este Tríptico:
I. FIGURA CENTRAL. Imagen de María Santísima. De estilo bizantino. María sostiene al Niño en su mano izquierda, mientras en su derecha le muestra una manzana…
La imagen se halla revestida de láminas de oro… En el respaldo de la silla puede verse admirablemente detallado el poema de la creación, hasta la expulsión de los primeros padres del paraíso... Nótense, entre otras cosas, los zapatos, de filigrana, incrustados de pedrería…
III.- BATALLA DE COVADONGA. Aparece en primer lugar el caudillo Pelayo, sosteniendo en sus manos la cruz por él enarbolada en el histórico momento. Con él están sus compañeros en diferentes actitudes de lucha.
Al colocarles en el lugar que ocupan se les recuerda en la famosa Cueva que se acogieron en aquella fecha memorable…
IV. LA NATIVIDAD DE MARÍA. Unas mujeres ofrecen los primeros cuidados a la niña recién nacida; otras, más hacia el fondo, hacen objeto de sus atenciones a la venerable madre que aparece en el lecho.
V.- COLUMNAS DEL ARCO. A ambos lados de la imagen, dos grupos de cuatro columnas cada uno (tetrastilos).” Nótese la diversidad de los capiteles, todos distintos,.. En los fustes de las graciosas columnas varias figuras representan los ascendientes de la Reina: reyes, profetas, mujeres esclarecidas,.. Forman 32 estatuitas trabajadas con morosidad de paciente miniaturista… los dos grupos de columnas, sustentados por cuatro leones heráldicos, llevan sobre sí un friso de ornamentación elegantemente compuesta sobre el que muestra un semicírculo impecable y airoso el arco de triunfo que cobija la santa Imagen…
X (DETALLE). LA CRUZ DE LA VICTORIA. En los ángulos superiores dos ángeles muestran la figura de la llamada Cruz de la Victoria. Se cuenta que el abad Ervigio puso en manos de Pelayo aquella enseña, prometiéndole el triunfo… Alfonso el Magno la hizo revestir de oro y piedras preciosas, y la donó a la Basílica de San Salvador, donde en la actualidad se guarda.


XI. GRAN ROSETÓN CENTRAL. Es un derroche de pedrería, de filigrana, de tan sutiles y tan casi imperceptibles detalles que evidencian el arte minucioso del ofebre”. Se halla encuadrado por unas figuras que simbolizan los cuatro evangelistas, un niño o un ángel (San Mateo); un león (S, Marcos); un toro (S. Lucas); un águila (S. Juan). Forman lo que se llama el Tetramorfos. Colocado el hermoso rosetón detrás de la imagen de María, es como una corona gloriosa.
La Revista Covadonga, en 1º de Agosto de 1923, se refiere también al Tríptico de Granda: inspirada obra, una de las más artísticas que salieron de los talleres que dirige el genial artista Pbro. D. Félix Granda Buylla”.  Está incompleta. Sólo se puede admirar en la Secretaría capitular el centro del Monumento Conmemorativo del Centenario y Coronación de la Virgen de Covadonga. El proyecto del afortunado artista es más amplio: Se levantará el monumento en la capilla del lado de la Epístola de nuestra Basílica, formando el marco exterior una fuerte caja, que cerrará herméticamente una resistente plancha, revestida de mármoles y bronces, y llevando en su centro en tamaño natural un crucifijo. Por un ingenioso mecanismo al subir o bajar esta plancha, la imagen de la virgen corre horizontalmente hacia delante o hacia atrás. De suerte que el monumento, cuando está cerrado, formará un retablo dedicado a Cristo Crucificado, y abierto, aparecerá un altar consagrado a Santa María de Covadonga. Debajo del retablo llevará una solidísima caja, para custodiar las demás alhajas, que constituyen nuestro Tesoro, formando todo ello un cuerpo de muy difícil ataque. Para lujo de seguridad, la capilla irá cerrada por doble verja de artística forja y toda ella ricamente decorada.
El presupuesto asciende a cien mil pesetas. En un artículo de laRevista Covadonga, núm. 36, del 15 de diciembre de 1923, se dice que se abre una suscripción para adquirir un altar-caja de seguridad que ya casi tiene ejecutado D. Félix Granda Buylla para guardar el Tríptico y las joyas de la Santina y se incluyen algunos donativos recibidos. Más donativos aparecen consignados en las revistas núm. 39, 40, 56, etc. Hay varios artículos más sobre el Tríptico en distintos números de esa Revista citada.
El Tríptico, a modo de caja fuerte, queda expuesto en la capilla del lado de la Epístola de la basílica al menos hasta el 19 de septiembre de 1922, fecha en la que se decide trasladarlo al Palacio Episcopal, donde comienza a mostrarse al público el denominado Tesoro de la Virgen.
Sobre un pedestal de mármol de 0,35 por 0,80, por 0,50, con alto-relieves en plata, representando a Pelayo y defensores de la Cueva de Covadonga, asienta una imagen de la virgen María con el Niño Jesús de 0,80 centímetros; esta es la imagen realizada por Capuz para el Tríptico y que hoy se conserva en la Colegiata de San Fernando. Estas imágenes están talladas en madera de cedro cubiertas de chapa de oro a excepción de las cabezas que son de mármol como igualmente las manos. En estas estatuas están colocadas las coronas, con que se han coronado canónicamente las imágenes tradicionales de la Virgen y el Niño, que se veneran en la Santa Cueva. La corona del Niño Jesús, inspirada en las coronas imperiales carlovingias, es de oro y platino decorada con cruces y enriquecida con brillantes y perlas; cima con la Cruz. Con la Cruz cima también, y también es de oro y piedras preciosas, el símbolo del mundo que el Divino Niño sostiene en su mano izquierda… Detrás de la Virgen un arco de triunfo, sostenido por ocho columnas, ricamente ornamentadas con 32 estatuitas en los fustes… en los pedestales que sostienen estas columnas seis altorrelieves en los que se representan asuntos alusivos a los hechos gloriosos de Pelayo. Sostienen estos pedestales cuatro figuras de leones con carteles, que portan entre sus garras escudos episcopales;.. dos figuras de ángeles con las alas extendidas sobre las enjutas, en los ángulos, sostienen el facsimil de la Cruz de la Victoria…. Dos ángeles en los últimos rectángulos sostienen las repisas sobre las que descansan las estatuas de San Beato de Liébana en un lado y Santa Eulalia en otro.. En la silla trono de la Virgen se representa en varios relieves decorativos, la Creación, el Pecado, y la Expulsión del paraíso...
Toda esta composición forma una gran pieza de orfebrería de 2.25 por 2.25 metros toda ella con gran riqueza y profusión de detalles en plata dorada, plata esmaltada, oro y una gran riqueza y profusión de piedras preciosas…
D. Emiliano de la Huerga, uno de los Abades más importantes y que más escribieron sobre Covadonga, nos presenta algunas puntualizaciones sobre la obra de la Basílica y algunos afortunados arreglos posteriores[3]:
Este mismo artista (Frassinelli)  hizo los planes de la Basílica y las obras comenzaron en el año 1877… vaciado de 27000 m. cúbicos de piedra que fueron situándose en las inmediaciones…Este gran Prelado {M. Vigil] fue el adalid del resurgimiento del Santuario. Entre los promotores de la grandeza de Covadonga merece un lugar de primacía. Nunca será bastante cuanto se diga o se haga por recordar y enaltecer su memoria.
...Los muros y bóvedas del interior de la Basílica han estado hasta ahora revestidos de un lucido o enfoscado de cal y arena con un sencillo estucado sobre un discreto color que remotamente quería remedar la piedra…
...Hace dos años hicimos una experiencia en la capilla del Sagrario haciendo desaparecer esa cascarilla de cal y arena. Apareció debajo de tal revestimiento una hermosa piedra de sillería que, levemente abujardada y rejunteada, quedó de un nuevo y muy bello aspecto. Esta experiencia fue aprobada y elogiada por nuestro arquitecto Javier García Lomas y por el prelado. Esto nos animó a realizar esta misma operación en la Capilla de la Virgen del Rosario y posteriormente en las naves laterales de la Basílica. Quedaba lo correspondiente al Presbiterio, el crucero y la nave central, la mayor parte y lo más difícil y costoso…
Posteriormente, el Cabildo, como regalo a la Basílica en las bodas de Diamante, determinó finalizar esta obra y en tiempo de invierno. Quedó así la Basílica inmunizada y libre de manchas pues todo el interior es de piedra (una vez desaparecido el enfoscado de cal y arena) y las bóvedas son de piedra artificial.


El marqués de Lozoya llegó a decir que esta Basílica era de lo mejor que se construyó en Europa por su tiempo.
También Luis Menéndez Pidal en su libro ya citado en la Revista de 2005 habla de la Basílica:            Nueva Basílica monumental. Al ser inaugurada la capilla de la Santa Cueva en septiembre de 1874, Sanz y Forés anuncia sus propósitos de ir a la construcción del nuevo templo, encargando más tarde a don Roberto Frassinelli de levantar dos planos de un templo monumental”. “Frassinelli concibe su proyecto según las trazas de un románico de transición, con cuatro torres: dos en la cabecera del templo y otros dos a los pies, al modo de las basílicas románicas renanas. El Rey Alfonso XII acude a la explanación delCueto, lugar elegido para la nueva Basílica, dispara por su mano el primer barreno, el 22 de julio de 1877. El día 11 de Noviembre de 1877 Sanz y Forés coloca solemnemente la primera piedra del templo, continuando después las obras hasta levantar la cripta, bajo la dirección de Frassinelli, pero sin cerrar las bóvedas”.
Se revisan los planos y se insiste desde Madrid en que Frassinelli no tiene título para dirigir las obras.
Martínez Vigil ordena que se reanuden las obras con un proyecto completo en condiciones técnicas y garantías facultativas. Se inaugura la cripta el 15 de septiembre de 1891, etapa que señala el final de la intervención de Frassinelli en las obras, pues entonces fue designado ayudante el arquitecto Federico Aparici para continuar los trabajos. Este traza el proyecto definitivo, que aprueba la Academia de Bellas Artes de San Fernando, reanudándose las obras el 28 de julio de 1886… El templo fue inaugurado el día 7 de septiembre de 1901. León XIII lo eleva a la categoría de Basílica…
La Basílica cumplió todas las expectativas y ha sido junto con la Cueva lo singular, específico y distintivo de Covadonga. Para llegar a esta situación y a la posterior con la ampliación de la Colegiata, Hotel y el Seminario (hoy Museo y Escolanía) el Real Sitio tuvo que sufrir distintas vicisitudes. Ya contamos el año pasado las distintas transformaciones de la Cueva. Había dificultades en las grandes aglomeraciones. Ya en 1874, casi un siglo después de abandonar el proyecto de Ventura Rodríguez y Carlos III, Messeguer y Costa nos dice que el día 6 hubo bendición de la capilla y consagración del altar de la Cueva. Asimismo se consagró el altar de la Capilla del Campo… que ocuparía un lugar, como puede observarse en distintos grabados y fotografías de la época, frente la Colegiata de San Fernando, edificio anexo a la Cueva, y donde hoy está la Casa de Ejercicios y el Hotel Pelayo, lugar este en el que habia una vasta alameda y un campo lleno de árboles. Esta alameda, que se extendía delante del altar de la Capilla del Campo, estaba ocupada por una numerosísima concurrencia al igual que la falda del monte, renovándose el grandioso espectáculo que ofrece todos los años esta misa que antes era al aire libre y ahora se canta en el altar resguardado por una elegante capilla. El diseño se debe a Frassinelli y comenzó a construirse en junio de 1874 y fue consagrado el 7 de septiembre de ese mismo año[4].
Veamos otros aspectos del interior de la Basílica: La puerta del sagrario situado en la Capilla del Santísimo, próxima a la Sacristía, tiene un magnífico grupo escultórico: la Virgen entrega el rosario a S. Domingo. Fue donado por M. Vigil. Hecho de plata y esmaltes es una reproducción exacta a menor tamaño de la Cruz de la Victoria con pedrería firme. Este Sagrario en uno de sus laterales lleva la placa según la cual fue fabricado por Pedro Álvarez, pero la puerta del mismo se debe a otro autor, un tal Mont… de Barcelona.
[1] BREVE BIBLIOGRAFÍA sobre la Basílica de Covadonga:ARBOLEYA MARTÍNEZ, Maximiliano, La Basílica de Covadonga:justificación de un doble homenaje: El obispo Martínez Vigil,Covadonga, 1926, 47 pp.: GARCÍA, Manuel, (Magistral). “La Virgen de Samsó”, Luces del Auseva. 1976; HUERGA, Emiliano de, La belleza de Covadonga: paisaje y espíritu (adhesión por Concha Espina), 1950, 36 pp.; MANJÓN, Martín, Covadonga en la Mano: guía del Santuario: datos históricos,1925, 55 pp.; MARTÍN ANDREU VALDÉS, El Tríptico de Covadonga. Descripción.Covadonga, 1927. ; MENÉNDEZ PIDAL, Luis, La Cueva de Covadonga, 1956 (Ver  VI. Nueva Basílica monumental. Aparici. El Obispo Fray Ramón Martínez Vigil en Covadonga).
[2] En Covadonga en la Literatura I (Rev. Foro COVADONGA, 2005) hay también un bello retrato poético del magistral D. Manuel García.
[3] La Basílica de Covadonga: su origen y estructura (Rev. Covadonga, 1951), por D, Emiliano de la Huerga.
[4] Francisco Crabiffosse Cuesta, “Diversas vistas sobre Covadonga”, en Covadonga, iconografía de una devoción, pág. 311.