COVADONGA
 

Autobiografías al descubierto. La sección de entrevistas en la Revista

Hoy tenemos el honor de mantener una conversación con don Ángel García Rodríguez,  conocido por todos como el Padre Ángel. No necesita mucha presentación. Nacido en la parroquia de La Rebollada, concejo de Mieres, el 11 de marzo de 1937, entró en el seminario de Oviedo a la edad de 12 años. Con su condiscípulo y amigo, el Padre Silva,  creó la fundación “La Cruz de los Ángeles”, nada más ser ordenados sacerdotes. Su finalidad era recoger y ayudar a niños y jóvenes abandonados o con familias muy desestructuradas. Años más tarde, el P. Ángel vino a Madrid y puso en marcha la Asociación Mensajeros de la Paz. El crecimiento de esta asociación ha sido espectacular. Como bien sabemos, Mensajeros de la Paz  está presente y actuando en toda España y en muchos Países extranjeros. Se  cuentan por millares las personas comprometidas, unas como voluntarias y otras como empleadas, en la misión de  llevar a cabo la ingente labor de estar al lado de los necesitados: niños con discapacidad, jóvenes sin hogar, ancianos en soledad… Amén de otras actividades, como la gestión de la iglesia de san Antón de Madrid, o el teléfono de la Esperanza. y  otros, entre los que se cuenta el padre Ángel.

Ángel García  es una de las personas más famosas del panorama socio-religioso de España. Son innumerables las entrevistas, reportajes y encuentros que ha mantenido, y mantiene, con los medios de comunicación: TV, radio, revistas y periódicos, y otras redes sociales…. donde, de manera intensa y extensa, el P. Ángel no escatima la conversación cercana y cariñosa, con el fin de dar a conocer la obra, a cual ha dedicado más de seis décadas de su vida: Mensajeros de la Paz. En esta ocasión nos recibe para hablar con la revista Covadongadigital.es, fundada por un grupo de sacerdotes que empezaron los estudios en Covadonga, en el año 1952. Esta revista pretende recoger  también, y dejar constancia de las vidas personales con sus trayectorias personales y profesionales de todos cuantos pasamos muchos meses, en Covadonga. Somos muchos, entre seminaristas y sacerdotes que podemos decir “siempre nos quedará Covadonga”, en palabras del poeta José Antonio Olivar. Unos, porque hemos pasado los dos primeros años de la carrera eclesiástica en el seminario menor, sito en ese entrañable santuario,ngel, porque han pasado también dos meses de verano, mientras cursaban los años (7) de filosofía y  teología.

 

Cabe  decir que el Padre Ángel es sinónimo de Mensajeros de la Paz. En este caso, el artista se confunde e identifica con su obra. El Padre Ángel sí ve, y acompaña a miles y miles de personas necesitadas, en cuerpo y espíritu. Y puede contarnos con nombres y apellidos el drama  personal, familiar, social, laboral…de mucha gente. Nada humano le es ajeno.  A todos hace el bien y mal a ninguno.
¿Nos encontramos, pues,  ante un loco desinteresado, un quijote, un iluminado, un  santo? A ver si en esta entrevista nos lo aclara.

 

Entrevista al Padre Ángel para la Revista COVADONGA

Pregunta. Para empezar. ¿Con qué discípulo de Cristo, personaje bíblico o de la historia de la Iglesia, te gustaría ser comparado? O, dicho de otra manera, ¿con cuál te identificas más, o intentas parecerte a él?

 

La verdad es que con ninguno. No se me ocurre ninguno.

 

P. ¿Puedes afirmar con el poeta Olivar que “siempre te queda Covadonga”? ¿La Santina ha sido la “Spes nostra”, como una firme y constante guía en tu vida?

 

Sí, conecto con él, además he sido muy amigo de él. Hemos vivido muchas jornadas.

 

 

P. ¿Cómo resumirías la actuación que has realizado en estos largos sesenta años?

 

 

Corta, pero contento de ella. La vida, aunque parezca muy larga y hay que dar muchas gracias a Dios de cumplir 86 años dentro de poco, pero siempre se pueden hacer más cosas y aprovechar más la vida. A veces la vida se desaprovecha mucho cuando eres más joven.

 

P. ¿Por qué empezasteis Ángel Silva y tú, a gestar la idea y el propósito de poner en marcha la obra de la Cruz de los Ángeles, como un compromiso serio y definitivo por la misericordia y la solidaridad con los que creíais más necesitados?

 

Los dos éramos amigos, los dos éramos de Mieres, los de teníamos una visión de cómo había que terminar con todos los internados de los hospicios, los reformatorios y hacer algo distinto. Cómo los derechos de los niños se veían conculcados. Las miradas de los niños por falta de pan, de padres, de derechos humanos conculcados hacía que los niños no fueran tenidos en cuenta para nada.

 

Además, los dos habíamos leído la vida de Don Bosco y nos sentimos llamados por su ejemplo. Él fue una de los santos que admirábamos. También sabíamos de “La Ciudad de los Muchachos” de Brasil.

 


 

 

En otras palabras, ¿cuál fue el momento, (“la caída del caballo” en un símil paulino), la apuesta definitiva, sin vuelta a atrás, de entregarte a esta misión para el resto de tu larga y fecunda vida? ¿Puedes concretarlo en algunos sucesos o acontecimientos?

 

 

No, en mi vida no ha habido flechazos, creo que ha sido el caminar de cada día. Sin embargo, ver las tristezas en el hospicio de Oviedo creo que fue la clave. Los maltratos psicológicos y físicos que sufrían esos niños…

 

 

P. ¿Cuáles y cómo fueron los primeros pasos, y qué dificultades, problemas, complicaciones… habéis tenido que superar o resolver?

 

 

Los primeros pasos fueron buscar una casa, un hogar, buscar alguien que confiara en nosotros y nos quisiera dar el dinero que necesitábamos, soñar que lo íbamos a tener. Y lo tuvimos. Tanto el Obispo D. Enrique Tarancón, como D. Gabino, nos apoyaron, creyeron en nosotros.

 

Incluso el Papa Pablo VI fue el primero en interesarse por nuestra labor y nos recibió en el Vaticano cuando llevábamos un año solo de existencia y diciéndonos “son necesarios hogares como estos” y eso nos dio mucha valentía.

 

Es cierto que hemos tenido algunos detractores, agoreros que creían que no íbamos a llegar ningún sitio; pero cuando dos chavales jóvenes se proponen una causa no hay nada que les pare.

 

 

 


 

P. ¿Qué hay detrás del cambio de nombre de la Cruz de Los Ángeles a Mensajeros de la Paz?; ¿por qué este cambio, y qué significó esta nueva etapa en tu vida personal, y sacerdotal?

 

R…………………..

 

P. ¿Has soportado alguna travesía del desierto, con sus respectivas tentaciones: abandonar, creerte superior…? ¿Has padecido (“passus”) alguna noche en el huerto de Getsemaní?

 

 

No me ha tentado nunca creerme superior. Creo que gracias a Dios me he mantenido bastante estable y tampoco he tenido la tentación de abandonar.

 

 

P. ¿Qué hecho, parábola o frase del evangelio, te conmueve hasta el punto de constituir la columna vertebral de tu identidad sacerdotal: ¿E l buen samaritano? , ¿la mujer adúltera? ¿La vocación de Mateo? ¿El dedo de Tomás dentro de la llaga? ¿El pobre Lázaro? ¿El hijo pródigo?

 

 

Cuando le dijeron a Jesús que su amigo Lázaro había muerto y dice el Evangelio que “Jesús lloró”. Me parece el pasaje más bonito del Evangelio.

 

P.  Cada época histórica hace una lectura y adecuación del mensaje cristiano con la realidad ¿Cuál sería la adaptación o interpretación que haces tú  de las 14 obras de misericordia para la sociedad del siglo XXI?

 

Los mandamientos de la Ley de Dios como decíamos de niños encierran en dos “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”, yo las Obras de Misericordia las resumiría en una: “amar al prójimo”.

 

 

P. Sabemos que vives junto, con, para, por….  los pobres,  los que sufren, los abandonados, desheredados, desamparados, arrojados al estercolero, como Job,… ¿Cómo explicas la frase de Jesús (que muchos consideran, como lema y símbolo de una caridad adormecedora, o incluso contraria a la justica): “siempre tendréis pobres entre vosotros”? ¿Crees que esta afirmación fue, es y será una realidad indiscutible y perenne, mientras no llegue el mundo mejor (paraíso),  en esta tierra?

 

 

No voy a discutir yo las frases que dijo Jesús, pero unas las entendemos mejor y otras las entendemos peor. Yo está no la entiendo especialmente bien, lo de que “siempre habrá pobres”, espero que no sea una profecía. No hay obligación de creerlo literalmente y la pobreza material espero que se acabe algún día.

 

Lo mismo que dice el Papa Francisco: “que aquellas personas que han sido buenas, seguro que tienen un lugar en el cielo también”.

 


P. ¿Eres consciente de que algunos (o bastantes), de manera latente o manifiesta, te acusan de estar al lado de los ricos, famosos, poderosos…que te dan apoyos y dineros para  tu obra, pero que  con ello se retrasa el reparto justo y equitativo de la riqueza, y por tanto, perdure la situación de pobreza y desigualdad?

 

 

Bueno, a esos que dicen eso de que yo solo ando con ricos no sé quién les ha nombrado jueces. Es decir, estoy donde creo que tengo que estar en cada momento, ojalá esté siempre donde debo estar, donde más me necesitan. Pero estoy con la gente.

 

P. Otra pregunta referente al mismo tema: ¿qué les dices a quienes afirman que tu obra y la de otras ONGs están remediando, mal que bien, los problemas que deberían solucionar los gobernantes, los políticos, los agentes sociales…en una palabra, las administraciones e instituciones públicas?


 

Que pueden tener razón, pero que me digan que es mejor no hacerlo y que la siga sin tener un trozo de pan. A lo mejor hay que hacer ambas cosas, decir que los gobernantes tienen que responsabilizarse, pero mientras tanto hay que buscar el trozo de pan para ayudarles.

 

 

P. ¿Qué satisfacciones has tenido, y tienes, por haber apostado, entregado y asumido este compromiso, tan intenso y durante tantos años?

 

 

La mejor satisfacción que uno puede tener es la de sentirse uno feliz. Uno se siente feliz cuando se da, cuando quiere a los otros, no hay más recompensas ni satisfacciones posibles. La felicidad está en querer y sentirse querido.

 

 

¿Qué nuevos proyectos o ampliaciones de los existentes, pensáis poner en marcha en fechas próximas?

 

 

La Catedral Justo, nos gustaría que fuera un lugar de acogida y encuentro en todas las personas. Y, mantener y ampliar la atención a todas las personas que lo necesiten. Las residencias. Seguir trabajando para conseguir que un día no haya tanto conflicto. No hay derecho a que siga habiendo guerras, estoy seguro, como lo dije hace años con la guerra de Irak, que no volverá a haber una guerra que sea apoyada por un gran número de países.

 

 

P. ¿Qué sueños o expectativas (por utópicos que sean) te gustaría aún  realizar, a tus 86 años? ¿Cómo prefiguras, ves o  sueñas, tu obra en años futuros? ¿Cómo te gustaría que se desarrollase?

 

 

Que la gente nos quisiéramos más, que pudiéramos salir a la calle y viviéramos con armonía. Aunque debo decir que nunca en la historia de la humanidad ha habido tanta solidaridad. Antes no se veía tanto, se miraba más hacia otro lado.

 

 

P. ¿Qué consejos, o sugerencias harías a tus compañeros en el sacerdocio, para que la práctica de la misericordia y solidaridad sea más eficaz y eficiente en su labor pastoral?


 

 

Que sigan poniendo los pies en la tierra, pero siempre mirando hacia el cielo. El Papa Francisco sigue vistiendo los mismos zapatos que vestía de obispo en Argentina, pero no deja de mirar al cielo. No hay vocación más bonita que ser cura, les diría que han sido llamados para lo mejor.

 


 

Tengo interés especial en preguntarte acerca de la experiencia, que Mensajeros lleva a cabo en la Iglesia de San Antón, en Madrid. ¿Qué evaluación (o balance) haces de la  misma, desde que se puso en marcha? Y ¿por qué crees que no se ha implantado en otras diócesis  o parroquias?

 

 

Era un sueño que tenía y tuve que esperar 78 años hasta que un obispo quiso apoyar este proyecto. D. Carlos Osoro me la concedió. Mi valoración es que buena. Si hay tiendas 24 horas, farmacias… ¿por qué no iba a haber una iglesia abierta 24 horas?

 

Y ahora estamos consiguiendo que se abran en más lugares: en Barcelona, en Jordania, en Roma, México, la India…

 


 

P. Esta entrevista se publicará en la revista Covadongadigital.es ¿Qué despedida brindas a los lectores?

 

Pedirles que vayan a la Santina de Covadonga y rezar, aunque cuando estás allí no hace falta ni rezar. Con solo mirarla y decirle que nos siga protegiendo. Es verdad que según dicen La Reconquista comenzó allí, no lo sé, pero lo que es verdad que Covadonga es un sitio especial, donde se respira una fuente de compartir, de solidaridad, de cariño, que nadie vuelve con las manos vacías.

 

Es un santuario único y especial. Merece la pena subir esas escaleras incluso cuando tiene uno 86 años y se agota.


 

 

Muchas gracias, Padre Ángel. Esperamos leer tus Memorias más pronto que tarde. Un fuerte abrazo.
Manuel Suárez González.