COVADONGA
 

Biografía de Covadonga V  (cont)
Silverio Cerra (q.e.p.d.) 
XIII. TESORO DE ARTE Y FE. EL MUSEO




Los grandes museos de Europa han tenido su origen en las colecciones reales o en copiosas donaciones de potentados. El Museo de Covadonga tuvo un proceso de incremento distinto. Ha crecido desde ofrendas particulares que se iban guardando y aumentando en número con el paso del tiempo. Su ubicación primera fue una planta baja, la de la Casa Capitular. Allí, en reducido espacio, entre piezas más modestas, brillaban esplendentes joyas, como las coronas de la Virgen y el Niño, cruces, ternos tejidos en oro o crucifijos de marfil donde la curvatura del colmillo original acentuaba la tensión del Crucificado. Es obligado recordar la casulla regalada por la Reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, el manto donado por Isabel II, la custodia de plata sobredorada en forma de Cruz de la Victoria ofrecida por Paz Blanco Infanzón. Por su valor artístico destaca la serie de Reyes de España, cedida en depósito por Patrimonio Nacional. Junto con las obras de arte y las valiosas alhajas, se presentaba también un sector de recuerdos familiares.
El tesoro artístico de Covadonga fue objeto de exhibiciones parciales de sus contenidos, que, aunque limitadas, fueron preparativo para la magna exposición Covadonga. Iconografía de una devoción, presentada en el año 2001, centenario de la consagración de la Basílica. Su inventario alcanzó el monto de 376 objetos expuestos. Esta cifra es realmente asombrosa, si se tienen en cuenta las existencias anteriores. Estuvieron, además, acompañados de un catálogo explicativo, que en muchos de sus apartados exhibía notable precisión y altura científica.
El hecho de que la dignísima muestra haya tenido lugar en espacios del Hostal Favila, donde quedaron todos los elementos del montaje y la mayoría de las piezas, fue ocasión óptima para crear el Museo de Covadonga. Pasando los años, ha recibido legados constantes que fueron acrecentando sus fondos hasta el punto de que llegara a ser necesario añadirle los espacios del piso superior dentro del mismo edificio.
En un museo las obras expuestas no son elementos inertes, sino que tienen un significado por sí mismas o por su procedencia. Este aspecto puede reforzarse por la ubicación dentro de las diferentes salas que distribuyen su exposición. Tal finalidad está perfectamente lograda en este Museo. Los diversos apartados donde exhibe sus fondos confluyen en un objetivo que los orienta a todos. Tal finalidad es conocer el ser y el devenir, la vida y la historia del Santuario, como fuente de vida religiosa y foco de irradiación estética y cultural.
Los pasos que sigue la disposición de las obras aquí presentes son diez. Veamos cada uno de ellos:
1) Historia y fe. La batalla de Covadonga. Pelayo. Trata de las fuentes primeras, origen del caudal posterior.
2) Construcción de un espacio sagrado. Covadonga en la pintura y la estampa devota. Trata de las infinitas expresiones visibles de la vivencia profunda.
3) Covadonga en América. Trata de la afirmación de identidad, cuando se está lejos de la cuna.
4) Revitalización del Santuario. Covadonga en el siglo XIX. Reyes y obispos se suceden buscando reforzar el cimiento.-
5) Exvotos. La devoción popular necesita expresarse en realidades sensibles y dejarlas como recuerdo.
6) La Basílica obra de fe. Expresión sublime, plasmada en piedra, de la recuperación decimonónica del Santuario.
7) Covadonga en el siglo XX. Se transforma la Cueva, y el Santuario entra en los circuitos internacionales.
8) San Melchor de Quirós. Primer santo asturiano y devoto apasionado de la Virgen. Una reliquia bajo el altar lo hace presente aquí.9) San Pedro Poveda. Primer santo de Covadonga, donde fue canónigo entre 1906 y 1913. En este período concibió y constituyó a la Institución Teresiana.

10) Visitas papales. Juan Pablo II realiza la primera visita de un Papa a Covadonga. En 1954 había pasado por aquí el cardenal de Venecia Angelo Roncalli, futuro Papa Juan XXIII.
En estas diez secciones articula sus mensajes el Museo de Covadonga. Su creación ha significado una aportación decisiva al diálogo fe-cultura en el Santuario. Desde la alta calidad presente, su perspectiva futura debería abarcar, no  sólo el crecimiento, sino la ampliación de su campo irradiador, con forma y estilo adecuados a sus posibilidades. Podrían citarse conferencias, boletines, exposiciones de arte o fotografía. Realmente, el Museo es un complemento cultural, cuya presencia ha incrementado, con su aportación artística, las riquezas anteriores del Santuario. Al considerar ahora su presencia, se advierte lo valiosa que fue su creación. Con el paso del tiempo, se convertirá, sin duda, en un factor activo, en sintonía con todo el conjunto, para que Covadonga intensifique y amplíe su mensaje universal de la belleza que vibra dentro de la historia cristiana, que no debe disminuir sino crecer.

XIV. FUENTE DE IDEAS. EL INSTITUTO MARIOLÓGICO
La fe se expresa enseguida en manifestaciones sensibles, como las imágenes o la música. Pero con el paso del tiempo va siendo objeto de una reflexión que se plasma en escritos que, al multiplicarse y organizarse, acaban constituyendo los tratados y, más tarde, los sistemas teológicos. La teología es un pensar hablado sobre Dios, y luego sobre todas las proyecciones de la fe, como la Iglesia o los sacramentos.
La Virgen María, Madre de Jesucristo, Hijo de Dios encarnado, también ha sido tema del pensamiento teológico. Cuando nace la Iglesia, Ella está presente en los evangelios y en Jerusalén con los apóstoles. En las primeras comunidades cristianas María aparece en las invocaciones, en pinturas, en fiestas, en himnos, en templos dedicados a Ella, y pronto es citada en el canon de la Misa. Esta veneración se multiplica en los siglos posteriores, en fiestas, santuarios, órdenes religiosas, nombres de ciudades y otras innumerables creaciones de la sensibilidad devota.
Nuestra Señora ha sido tema de la teología en la era patrística y en la escolástica medieval o moderna. Pero en la Edad Contemporánea tuvieron lugar dos nuevas definiciones dogmáticas que estimularon singularmente la Mariología. Se trata de la Inmaculada Concepción, definida como dogma de fe en el año 1854 por el Papa Pío IX, y de la Asunción en cuerpo y alma a los cielos, definida en 1950 por el Papa Pío XII. Actualmente los libros o artículos de revista sobre temas marianos alimentan una copiosa lista en incesante crecimiento.
A pesar de ser objeto de innumerables escritos, la teología mariana es sencilla, pues tiene un principio fundamental, que explica y funda todo su desarrollo posterior: la Maternidad divina de María. El ser Madre de Dios implica su santidad perfecta, su concepción sin pecado original, su poder intercesor o mediador, su elevación al cielo y todas las virtudes y cualidades que la especulación teológica, la literatura espiritual o la piedad popular atribuyan a Nuestra Señora.
La expansión contemporánea de la teología mariológica ha fomentado el nacimiento de instituciones dedicadas específicamente a estudiar sus contenidos y a difundirlos mediante conferencias, artículos de revista o libros especializados. Su ámbito de acción no se ciñe exclusivamente al texto escrito, sino que también pretende difundirlo a través de los medios de comunicación actuales, escritos, radiofónicos, televisivos o digitales. Entre los diversos centros de estudio, destaca la Pontificia Academia Mariana Internationalis. En Roma, los estudios marianos alcanzan grado y título universitarios en la Pontificia Facultad Marianum.
En Covadonga, el estudio teológico sobre la Virgen ha tenido un momento glorioso en 1926, ahora casi olvidado. Entre el 9 y el 11 de septiembre se celebró aquí una Asamblea Mariana convocada por el obispo Juan Bautista Luis Pérez. La participación fue muy numerosa, destacando el arzobispo de Santiago y los obispos de Almería y Salamanca. Hubo veinte alocuciones en torno a cuatro temas: Mediación universal, Asunción, Ascética mariana y Medios de difusión. Citemos a los teólogos más notables: los jesuitas Nazario Pérez y José Mª Bover, el dominico Juan González Arintero, Luis Borrás, director de la Academia Mariana de Lérida, e Isidro Gomá, futuro cardenal. Lo recoge todo un detallado libro de 562 páginas, con magnífica encuadernación, editado en la imprenta del Real Sitio.
Tras años de vacío, la teología sobre la Virgen vuelve a renacer ahora con ánimo vigoroso en el Instituto Mariológico “Nuestra Señora de Covadonga”. Se constituye en julio del año 2004 por iniciativa del actual arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro Sierra, con la colaboración del abad, Florentino Hoyos Martínez. Su garantía académica y jurídica es la asociación a la Pontificia Facultad Marianum. Su finalidad es la promoción y difusión de estudios teológicos, bíblicos, históricos o de espiritualidad en torno a la Madre de Dios. Se dirige a investigadores, que buscan nuevos conocimientos, a personas estudiosas, que pretendan conocer mejor la figura de María, y también a fieles sencillos, que deseen alimentar intelectualmente su afecto y devoción.
El camino para alcanzar estos objetivos es un plan académico que abarca dos cursos impartidos en el mes de julio. Las asignaturas comprenden los aspectos fundamentales de la Mariología: fundamento bíblico; variados desarrollos teológicos, espirituales o pastorales, y magisterio de la Iglesia. Este núcleo se complementa con aportaciones culturales desde la historia, la literatura, el arte y la música. Otra vía para acercar el Instituto a la gente son las Jornadas Marianas, que el Instituto organiza en diversas partes de Asturias desde mayo de 2005. La difusión de su trabajo se logra a través de los Cuadernos de Estudio, el primero de los cuales salió a la luz en mayo de 2006.
Así, el Instituto Mariológico de Covadonga en poco tiempo ha llevado a cabo una gran tarea en dos aspectos. Primero: irradiar sobre Asturias un conjunto de datos e ideas que elevan el exiguo nivel de conocimiento mariano entre el clero y el pueblo. Segundo: fomentar desde aquí una dimensión de hondura intelectual, en torno a la teología, que acrecienta, ante la sociedad, asturiana y española, la estima valorativa hacia este Santuario.