COVADONGA
 

ASOCIACIÓN CULTURAL FORO COVADONGA
Revista Foro Covadonga:
Oviedo, 2005, Ediciones Nobel, 300 p.
Silverio Cerrá Suárez
La Asociación Cultural Foro Covadonga, nacida en 2003, tiene entre sus objetivos la publicación de una revista para estudiar y, sobre todo, promover con digna calidad el conocimiento de los aspectos que ofrece la realidad milenaria del Santuario. Conocer empuja hacia la comprensión. Ésta fundamenta el aprecio valorativo que acaba despertando cercanía y afecto. Este deseo floreció en esta publicación, fruto del generoso esfuerzo de una peña de amigos, unidos por el afecto a este lugar y a la Virgen que lo preside.
La revista, aparecida en junio de 2005, se abre con un texto institucional del Presidente don Vicente Álvarez Areces, donde expone de forma sintética el significado histórico, social, cultural y religioso del santuario. Parte del pasado y sus avatares para abarcar a la emigración asturiana. Habla de su naturaleza espléndida, sus connotaciones y lo que representa para los asturianos. Como político, señala las necesidades del momento, sobre todo en la cuestión del tráfico.
En segundo lugar liega la visión religiosa del Arzobispo don Carlos Osoro, que  presenta a Covadonga como lugar de experiencia viva. El primer motivo es que estamos en la casa de una Madre, que desde siempre está con sus hijos, presentándoles a Jesucristo en sus brazos. Pondera el Santuario como un algo único por su paisaje y su historia. Recuerda a poetas, teólogos o místicos que han exaltado a María y concluye proclamando la proyección universal de su mensaje.
Sigue una página editorial rememorativa y programática, donde se exponen los motivos originales y los objetivos finales de la asociación y de la revista. Su deseo de promover y engrandecer todos los aspectos de Covadonga, busca caminos y relaciones para que el santuario no sólo mantenga su nivel actual, sino que, intensifique su irradiación sobre Asturias, España e Hispanoamérica.
El primer trabajo propiamente científico trata de Covadonga en la poesía, escrito por Cayo González, director de revista. Desarrolla el tema en tres pasos: poesía épica, lírica y poesía en bable. Cada uno recorre la historia de la literatura y presenta gran número de autores con frecuentes y largos extractos de sus textos. La parte épica insiste en la batalla y en el triunfo de los cristianos refugiados aquí. La lírica se centra en la figura de María, destacando los preciosos versos del magistral Manuel García. Concluye con unos romances en bable.
Covadonga ocupa un lugar destacado en la música, sobre todo, coral. Con esta idea abre don Fernando Menéndez Viejo su trabajo sobre la música y el santuario. Pasa de la canción tradicional, que suena en varios ejemplos, a la canción religiosa, donde explica el himno oficial y otras variedades hímnicas surgidas en los últimos siglos. Recorre luego el teatro musical con copiosas referencias de zarzuelas y óperas sobre la Santina. Habla, al fin, de su presencia en el folclore actual.
Don Gabino Díaz Merchán, arzobispo emérito de Oviedo, mantiene una larga y profunda relación con el Santuario. Ahora escribe un artículo desde su experiencia y su afecto. Expone los significados que encierra para los asturianos. Tras una reseña de los pasos históricos, propone que sea protegido de interpretaciones inadecuadas. Pide que todo lo que allí se realice sirva para reforzar su proyección religiosa y su apoyo a la nueva evangelización.
La historia anterior a Covadonga es tratada por el historiador y arqueólogo don Mario Menéndez, antiguo alumno del Seminario. Se inició en la Prehistoria bajo la sabia orientación de don Emilio Olávarri, cuyas excavaciones en el Próximo Oriente han merecido aprobación internacional. Aquí coloca al santuario en su contexto geológico. Resalta el significado de las cuevas como lugar de habitación y como santuarios de la primera religiosidad humana. Presenta luego la riqueza de los yacimientos prehistóricos de la cuenca del Sella. Aquí las primeras huellas humanas aparecen hace unos 40.000 años. Se detiene en el periodo aziliense y en el Neolítico con interesantes restos en el concejo de Cangas de Onís. Concluye con las primeras huellas de presencia cristiana en esta zona hacia el siglo IV después de Cristo.
El paisaje de Covadonga es punto de atracción para los aficionados al senderismo En el espacio del santuario se multiplican los senderos. Don Ceferino Álvarez Bermúdez realiza una descripción, basada en su propia experiencia de una ruta de gran recorrido desde el centro de Asturias hasta el Santuario. Abre su artículo con la primer caminata conocida, realizada en 1759 por un capitán ovetense. Explica otras marchas hasta la reciente de Antonio García Miñor en 1957. Gran interés tiene su propia vivencia de los 105 kilómetros de la Ruta de las Peregrinaciones desde la ermita de Covadonga en San Esteban de las Cruces hasta el Real Sitio. Las cinco etapas descritas discurren por sierras y valles de gran belleza a través Siero, Nava, Pilona, Parres y Cangas de Onís. El tramo final por la ladera del Auseva llega a Peñalba, ante cuya loma se alzan los agudos pináculos de las torres de la Basílica.
La montaña de Covadonga es de tal grandiosidad y belleza, que ha merecido ser elegida para el primer Parque Nacional español. De esta cuestión escribe don Bernardo Canga, conocedor y divulgador de las vías romanas y de las montañas astures. Describe alguno de los paisajes recónditos del Macizo Occidental de los Picos de Europa, que no son difíciles de conocer pues están en el entorno de los lagos Enol y Ercina. Estos 'santuarios naturales7 son las vegas de Teón, que se abre junto a la carretera bajo la Peña del Elefante. Desde aquí se va a la vega de la Fana donde nace el río Pelabarda. Desde Teón se desciende a la vega de Comeya, un antiguo lago desecado con residuos de las explotaciones mineras de la primera mitad del siglo XX. Termina en la vega de Belbín, conjunto de prados y cabañas en la cercanía del lago Ercina, sobre la que pastan los rebecos y sobrevuelan las águilas.
Pedro José Pidal Carneado (1799-1865), padre de Alejandro Pidal y Mon y abuelo de Pedro Pidal, que subió al Naranjo de Bulnes en 1904 y logró el Parque Nacional de Covadonga en 1918, tuvo una estrecha relación con Covadonga, logrando que retornasen a la Colegiata sus bienes desamortizados. Don Francisco Crabifosse Cuesta explica su entierro en Covadonga. Tras las exequias en Madrid, su cuerpo fue embalsamado y conducido en un ataúd, revestido internamente de plomo, a Covadonga, donde el Cabildo le había donado una sepultura perpetua. Se abrió un nicho en el claustro de la Colegiata, según proyecto de Roberto Frassinelli. Allí el 20 de marzo de 1866 fue colocado el féretro. Sobre su lápida se grabó un larguísimo epitafio.
El primer santo vinculado directamente a Covadonga es San Pedro Poveda, canónigo allí entre 1906 y 1913. Fue conocido, sobre todo, por su actividad educativa. Abrió academias y otros centros pedagógicos. La Institución Teresiana, creada entre Covadonga y Oviedo, estuvo dirigida a renovar la educación de la juventud. Hoy, cien años más tarde, su obra sigue viviente, pero su forma debe adaptarse a las nuevas ideas sociales y culturales Este es el tema del artículo de doña Arantxa Aguado, teresiana y consultora de la Iglesia Católica en el Consejo Mundial de las Iglesias. En los Encuentros con Pedro Poveda, celebrados en Covadonga en agosto de 2004, desarrolla desde una perspectiva povedana los 'perfiles7 y las 'sensibilidades' de los educadores que deben formar a los jóvenes creyentes en el horizonte de la interculturalidad.
La dimensión espiritual de San Pedro Poveda es desarrollada por el sacerdote don Luis González Moran. Recorre las etapas fundamentales de su vida, y en cada una interpreta su conducta desde una frase de Santa Teresa de Jesús: "5n estos tiempos son menester amigos fuertes de Dios". Habla de su familia, de su actividad con los pobres de Guadix, de su ordenación sacerdotal, de la oposición que encontró, de su traslado a Madrid y de su elección  para como capitular en Covadonga. Desarrolla tres facetas de Poveda: su profundización espiritual, su identificación con el Santuario y los peregrinos, y, finalmente, la idea de crear una institución católica de enseñanza. El resto de su vida, hasta su martirio en 1936, fue un desarrollo coherente de estos gérmenes.
Muchos políticos se han interesado por Covadonga. Uno de ellos fue Juan Vázquez de Mella (1861-1928). Nacido en Cangas de Onís, afirmaba que la Santina "era lo primero que vieron mis ojos". Esta relación es estudiada por don Isidoro Cortina del Frade. Vázquez de Mella estudió en Valdediós y luego se licenció en Derecho en Santiago. Entró en la política y toda su vida militó en el tradicionalismo. Fue carlista hasta 1918, cuando lo abandonó y formó un Partido Tradicionalísta. Fue admirado por su gran elocuencia. Escribió una Filosofía de la Eucaristía. Su amor exaltado a Covadonga se compendia en una Invocación a la Virgen de Covadonga, que aquí viene copiada.
Los reyes de la monarquía asturiana deben tener presencia en Covadonga. Una colección de sus medallas, labrada por el escultor ovetense Juan Zaratiegui del Agua, se edita aquí con explicación de don Cayo González Guirérrez. La serie consta de doce piezas en bronce en 1985. En el anverso aparece en silueta la cabeza de cada uno. En el reverso viene una imagen relativa a los hechos de cada uno: Pelayo se acompaña con la iglesia de Abamia, donde fue enterrado; Favila aparece con un oso; Alfonso I el Católico es recordado por el río Duero; Fruela trae dos puñales; Aurelio asiste a una reunión de siervos sublevados; Silo es relacionado con Santianes de Pravia; Mauregato se acompaña de las Cien doncellas; Vermudo I el Diácono es relacionado con crismón dentro de una corona; Alfonso II el Casto es recordado con una ventana calada de San Julián de los Prados; Ramiro I viene con un relieve de Santa María del Naranco; Ordoño I presenta los trofeos de la batalla de Clavijo,
La última creación importante del Santuario es el Museo de Covadonga Inaugurado en el año 2001 con la grandiosa exposición sobre Covadonga, Iconografía de una devoción. El actual responsable de su custodia, don Javier Remis Fernández, escribe una detallada crónica de la colección artística de Covadonga. El crecimiento de las joyas y obras artísticas de Covadonga comienza a mediados del siglo XIX. Las visitas reales y donaciones de personas devotas añadieron ornamentos ricamente decorados y vasos sagrados de materiales preciosos. Momento clave fue el año 1918 con la Coronación Canónica de la Virgen y la confección de las coronas para la Madre y el Niño. Tras la agresión de la Guerra Civil, se restaura todo. Las exposiciones de 1962 y 1988 culminan en la del año 2001, cuando se crea el Museo, que desde entonces no cesa en su perfeccionamiento.
Una dimensión de Covadonga de la que no suelen hablar los libros es la económica. El historiador don Luis Aurelio González Prieto estudia este aspecto desde un punto de vista histórico y desde la situación presente. En tiempos pasados la economía de esta comarca de montaña era ante todo ganadera y agrícola. Desde mediados del siglo XIX la leche fue base de una pequeña industria transformadora de queso y manteca. Desde 1848 se explota en las alturas de la vega de Comeya el mineral de manganeso. Se construyó un teleférico para bajarlo hasta el Repelao. En 1908 se termina el tren de vapor para transportarlo hasta la estación de Arriendas, donde se embarcaba hacia Ribadesella. Esta actividad prosiguió hasta 1979. Actualmente la actividad económica más fructífera en el entorno de Covadonga es la turística. En el último cuarto del siglo XIX comienza la afluencia de visitantes. En 1878 se abre el Hostal del Peregrino y luego algunas fondas. La apertura del Hotel Pelayo fue un salto adelante. El año 1918 la Coronación de la Virgen y la creación del Parque Nacional crean un foco de interés. Luego, la facilidad creciente de las comunicaciones ha desembocado en el turismo masivo, atraído por el fervor religioso y también por la belleza natural del lugar.
Un breve artículo de don Alfredo García Álvarez, alcalde de Cangas de Onís, habla de los aspectos negativos de la masificación y de la necesaria planificación jurídica del Parque, que ahora pertenece a tres comunidades autónomas. Trata de la mejora y modernización de las infraestructuras y servicios, sobre todo, por el tráfico intenso que crea problemas de estacionamiento y contaminación.
El suceso más dramático sufrido por Covadonga durante el siglo XX fue la desaparición de la imagen de la Virgen durante la Guerra Civil. Silverio Cerra Suárez explica las fases de este proceso. En septiembre de 1936 la Cueva apareció vacía. En los meses posteriores circularon por España todas las hipótesis sobre su escondite o destrucción. La incógnita duró dos años y siete meses, hasta marzo de 1939, cuando fue encontrada en la embajada española de París. Los pasos seguidos por la imagen fueron estos: en septiembre de 1936 la guardaron en el ropero del Hotel Pelayo; en enero de 1937 fue conducida a Gijón, donde las autoridades la custodiaron con otras piezas de arte. En septiembre de 1937, ante la caída del frente del Norte, fue llevada hacia Francia y acabó en la embajada parisina. Al ser descubierta, al final de la Guerra, se creó una comisión diocesana para disponer su retorno. Tras un viaje triunfal desde Irún, fue entronizada en la Cueva el 6 de julio de 1939.
En Covadonga se establecieron en 1951 los dos primeros cursos del Seminario Menor de Oviedo en el Hostal Favila. En octubre de 1952 ingresaron 101 alumnos, que acabaron su carrera en 1964, junto con otros llegados en cursos siguientes. Un alumno de aquella promoción, don Evaristo Medina Alonso, traza un minucioso relato de la vida en aquel momento. Empieza con la descripción del edificio en todos sus pisos y departamentos. Habla luego de los superiores que dirigían y de las monjas de la Caridad de Santa Ana que cuidaban de la cocina y la limpieza. Repasa los horarios, las misas y ejercicios de piedad, las clases, las asignaturas y sus caracteres. Las sesiones de estudio que duraban cinco horas cada día. Los recreos y los paseos hasta el Repelao o la Riera. Hace un repaso sobre los compañeros y sus vicisitudes. En el colofón valora positivamente las vivencias de aquella etapa infantil.
En las páginas siguientes expone sus recuerdos don Severino Álvarez Zaragoza. No habla del curso, sino de su experiencia personal como monaguillo y escolano. Recuerda luego sus relaciones con clérigos de Covadonga o conocidos durante su vida profesional en Oviedo.
El médico allerano, Joaquín Fernández García, que estudió en Covadonga durante los años 1954-1955, escribe sus recuerdos vivos de aquellos años. Adopta forma epistolar. Sus 24 cartas, escritas con viveza y cordialidad, repasan las costumbres y los personajes del Seminario de Covadonga que acompañaron su paso por él.
Las noticias actuales del Santuario en los años 2004-2005 son relatadas por don Cecilio Díaz González, canónigo del Real Sitio. Pondera la importancia de la visita de Juan Pablo II en 1989. Cita diversos grupos específicos de visitantes. Explica cómo el antiguo Mesón se ha transformado en hospedería. Resalta el comienzo de las clases del Marianum, Instituto teológico fundado en el año 2004. Pondera la llegada al Museo de grandes donaciones artísticas y cree que se debe ampliar el espacio dedicado a lo nuevo que se espera.
Termina la revista con tres bellos poemas de don José Antonio Olivar. Don Luís Álvarez Fernández describe los pasos de la visita de papal de 1989. Cierra el texto una serie de textos sobre la Santa Cueva y una breve guía de su interior compuestos por don Cayo González Gutiérrez y don Javier Remis Fernández.
Sobre Covadonga no se ha escrito tanto como el tema merece. Sólo desde comienzos del siglo XX aparecen textos de diverso carácter. En general fueron novenas o libros de devoción. Se escribieron algunas guías, más bien comerciales, de poco valor cultural. También hubo algunos libros interesantes de reflexión e interpretación del Santuario. Es muy rico en datos el catálogo de la Exposición del año 2001. Deben recordarse las historias de Fermín Canella, Constantino Cabal o Luciano López y García-Jove. Como textos doctrinales destacan la Asamblea Mariana de 1926 y el Cuaderno de Estudios del Instituto Mariológico del año 2005. Entre todos ellos, creo que esta publicación del Foro Covadonga resalta por la variedad, la novedad y la profunda seriedad de los temas que ha presentado.
Oviedo, 15 de Marzo de 2010.
Silverio Cerra Suárez.