COVADONGA
 

 
La devoción a la Santina de Covadonga en América: Cuba y Méjico
A finales del siglo XIX la devoción a la Virgen de Covadonga es llevada por los numerosos emigrantes asturianos que buscaron en América un mejor porvenir. Destacamos hoy en nuestra Revista digital algunos testimonios que recogen las vicisitudes y, especialmente, el entusiasmo de quienes llevaron a muchos países, especialmente Cuba y Méjico, el recuerdo, la añoranza y la religiosidad que habían recibido de sus familias en torno a La Santina.
C. González
LA COVADONGA DE LA HABANA Y EL CENTRO ASTURIANO
“”Los que se quedaron”.  Belén Menéndez.  23-5-2011.  Asturias Mundial
Entre 1882 y 1930, hacinados en grandes buques, con escasez de comida y penosas condiciones higiénicas, tuvo lugar el primer éxodo de asturianos con dirección a Cuba en busca de un futuro mejor, lejos de la miseria y la superpoblación que por aquel entonces sufría el campo asturiano. Aquí no había para todos; allí, había sueños y la ilusión de una nueva vida, con posibilidad de conseguir formación y fortuna para el regreso. La guerra de Marruecos (1912-1928), o el deseo de librarse del servicio militar, que por aquel entonces era obligatorio y de larga duración, fueron otros de los motivos que llevaron a cruzar los mares a un gran número de jóvenes, principalmente varones. Cuando por aquel entonces un asturiano partía, siempre tenía en su pensamiento regresar rico a su tierra: algunos los consiguieron, otros no regresaron nunca y los menos afortunados lo hicieron pobres y derrotados.
A estos primeros emigrantes les siguieron los que se fueron entre los años 30 y 45 del siglo XX.  A los que partían por razones económicas, había que añadir los que lo hacían por causas políticas: republicanos exiliados, “niños de la guerra” o personas que ya en la Revolución de Octubre del 34, veían venir lo que se avecinaba y huían con sus hijos, reclamados por familiares que ya estaban asentados en la isla. La dura postguerra española volvió a ser la causante de una nueva oleada migratoria de asturianos, muchas veces obligados por la propia subsistencia. En numerosos casos, estos asturianos eran recibidos por familiares o amigos que ya tenían negocios en la isla, principalmente comerciantes, bodegueros o industriales en general, que ya se habían abierto camino en Cuba.
La primera de las sociedades fundadas en Cuba por los emigrantes asturianos fue la Sociedad de Beneficencia, inaugurada el 8 de septiembre de 1877 en honor a su patrona, la Virgen de Covadonga, con el objetivo de ayudar a los más necesitados, tanto a los que vivían en Cuba como a los que se habían quedado en su tierra y padecían una situación de miseria, e incluso a los que vivían en otro lugares de América.
Casi nueve años más tarde, el 2 de mayo de 1886, tuvo lugar el inicio del que llegaría a ser el gran Centro Asturiano de La Habana, donde en un principio no se admitía a las mujeres como socias. Fue fundado por un grupo de cincuenta asturianos con el objetivo de procurar atención sanitaria, formación y ocio a todos los asturianos y sus descendientes. Su primer presidente fue Manuel Valle Fernández, esposo de Concha Heres, y cuya estatua preside la Quinta Covadonga.
La primera de sus sedes, adquiridas en 1887 al antiguo Casino Español, fue arrasada el 24 de octubre de 1918 por un incendio, siendo  sustituido por uno de los edificios más grandiosos y lujosos de América, obra del famoso arquitecto Manuel del Busto, cubano residente en Gijón, el cual gana el concurso para su diseño y cuyo estilo, perteneciente al Renacimiento Español, le vino impuesto.
El Palacio del Centro Asturiano de La Habana, cuya primera piedra fue traída  de las canteras de Covadonga, ocupa una manzana completa en pleno centro de la ciudad, con fachada al Parque Central. Fue inaugurado en 1927, después de tres años del inicio de las obras, a pesar de la gravedad de las crisis económicas que asolaban al mundo, lo que pone de manifiesto el tesón de la comunidad asturiana. Su fundación corrió a cargo de los emigrantes con mayor poder económico, y si bien en un principio sus principales actividades eran las recreativas, con el tiempo se fue diversificando. Varias dependencias fueron destinadas a  funciones administrativas y aulas de enseñanza, donde estudiaron la mayoría de los hijos de los emigrantes (Plantel Jovellanos).  A su vez, se creó el Banco Asturiano de Ahorro, con sede en el mismo edificio social.
El primitivo edificio del Centro Asturiano de La Habana ocupaba parte de la parcela actual; destruido por un incendio en 1918. Y en 1927 se inaugura su nueva sede, edificio que hoy recibe las colecciones de arte universal del Museo Nacional de Bellas Artes.
El Palacio del Centro Asturiano fue diseñado por el arquitecto Manuel del Busto y abrió sus puertas en 1927, con el fin de servir como sede de la asociación del Centro Asturiano de La Habana, cuya anterior sede había sido destruida por un incendio en 1918. La asociación, fundada en 1886 se dedicaba a proporcionar ayuda mutua y asistencia a los miembros de la comunidad asturiana en Cuba. El proyecto fue seleccionado por medio de un concurso del cual Busto salió ganador y la construcción comenzó en 1924.
CENTRO ASTURIANO DE LA HABANA.
Publicado - June 2, 2014
MEMORIAS DE UN CUBANO
CARLOSBU@  :
QUINTA COVADONGA DEL CENTRO ASTURIANO DE LA HABANA.
El más importante logro del Centro Asturiano lo constituyó la creación de su casa de salud, la Quinta Covadonga, inaugurada en marzo de 1897. El surgimiento y desarrollo de este centro asistencial era el plato fuerte del Centro. Menos conocida fue la labor de instrucción y difusión cultural iniciada entre los asociados desde los primeros tiempos, con la apertura de cursos nocturnos que permitieron elevar la escolaridad de sus miembros y de los hijos de éstos. Instaladas en el edificio social, se mantuvieron abiertas escuelas para niñas y varones en horario diurno y en nocturno en niveles elemental y superior y de comercio. Ya por los años treinta del siglo xx, en el Plantel Jovellanos, recibían instrucción más de dos mil alumnos.
En esa edificación funcionó asimismo el Hogar de Ancianos del Centro Asturiano. En estos años finales, el presupuesto de la entidad alcanzó los dos millones setecientos mil pesos, de los cuales se destinaba un millón novecientos mil para la Quinta Covadonga y ciento ocho mil para las escuelas Jovellanos.
Por la suma de $2.75 mensuales, en esos momentos iguales al dólar, usted era socio del Centro Asturiano y ello le daba derecho a: utilizar los servicios de la Quinta Covadonga, lo que comprendía consultas, análisis de laboratorio, dentista, medicinas, intervenciones quirúrgicas, en fin todo lo relacionado con la salud pública. Hasta dentro de la Quinta Covadonga había una capilla que hacía a su vez las funciones de funeraria, por lo que usted podía enfermarse y hasta morirse y que lo enterraran por solo $2.75 al mes. Para no descartar nada hasta mis primeros espejuelos o lentes me los dieron en esa quinta.
Otro servicio era referido a la educación. El Centro Asturiano contaba con varias escuelas primarias y el Plantel Jovellanos en el cual estudié Comercio, pero que también impartía nivel secundario. Usted podía concurrir al Centro Asturiano, frente al parque Central y utilizar allí todos sus servicios, cursos de idiomas, cursos de danza y baile español, cursos de guitarra española, biblioteca, salones para fiestas que se reservaban sin costo alguno y lo que se consumiera era a precios preferenciales. A su vez había inmensos salones para leer la prensa, revistas, juegos de cartas, ajedrez, damas y billar en sus variantes: carambola y Chicago.
El juego de billar era muy popular y existía en todos los barrios, sobre todo en su variante americana, Chicago, pero estos eran por lo regular centros de mal vivir donde había borrachos y jugadores profesionales y siempre terminaban en reyertas; nunca concurría a ellos pero me gustaba el juego y por eso lo aprendí en el Centro Asturiano y cuando tenía un tiempo libre lo dedicaba a ello. Mientras jugábamos podíamos consumir magníficos sandwiches, chorizos y jamón gallego, así como vino, cervezas, sangría o jugos, todo por precios irrisorios.
Si volviera a vivir en esa época habría trabajado un poco menos y disfrutado un poco más del Centro Asturiano, de verdad que valía la pena. Nunca vi una discusión, todo el mundo era amable, te sentías como en casa. Pero lo más importante, por un módico precio tenías garantizado lo que hoy en día es una hipoteca, la salud.
Revista Covadonga, nº 18, 1º marzo 1923:
…”inspiró a un grupo de entusiastas y emprendedores hijos de este Principado, en la ciudad de la Habana, hace treinta y tantos  años, el gran pensamiento de llevar a efecto la creación de un Centro Asturiano que ostentase dignamente el nombre de Asturias en aquel continente, y que a la vez deparase a sus asociados los beneficios de instrucción, sanidad y recreo.
Creado que fue el Centro Asturiano de la Habana…se adquirió  una muy extensa y hermosa posesión, en las afueras de la ciudad, donde se instaló la gran casa de salud titulada “Quinta Covadonga”..
Compónese la casa de salud “Covadonga” de veinte y tantos magníficos edificios, destinados en conjunto, a proporcionar a los enfermos del Centro Asturiano cuantos medios estén al alcance de la ciencia para restablecer la salud.
…El Sanatorio tiene capacidad suficiente para alojar más de mil enfermos… En la actualidad cuenta aquella institución con unos 50.000 asociados..
Como prueba de que aquellos emigrados llevan en sus corazones el amor a lo divino que les inculcaron en el regazo de sus hogares, tomaron el sentimental y plausible acuerdo de que la primera piedra de aquel que habrá de ser suntuoso edificio, y que pudiera ser orgullo de  nuestro pueblo, vaya de las canteras del mismo Santuario de Covadonga, para que concentrándose en ella la representación  milagrosa de la venerada Santina, sea para aquella futura mansión así como una bandera de paz, de amor y prosperidad entre todos los asturianos de aquel hermoso y hospitalario país cubano.
Después de la Revolución cubana, la propiedad fue incautada y se convirtió en la sede de la Asociación de Amistad Cubano-Española. Luego sería el Palacio de Pioneros (centro de educación) y el Tribunal Supremo. Finalmente desde el año 2001, sirve de sede a las colecciones de arte universal del Museo Nacional. El palacio tiene 15.054 m²
CENTRO ASTURIANO DE LA HABANA.
Juaco López habla hoy en Covadonga sobre el real sitio y la emigración
06.06.2014 | 02:05
El salón de la Casa Capitular del santuario de Covadonga será sede hoy, a las siete y media de la tarde, de una conferencia titulada "Covadonga y la emigración", que correrá a cargo de Juaco López, doctor en Geografía e Historia y director del Pueblo de Asturias. Esta charla se incluye dentro del ciclo "Covadonga: historia y arte", que comenzó la semana pasada con la intervención del historiador Andrés Martínez Vega, cronista oficial de Piloña.
¿Cómo es de relevante la relación de los emigrantes a Cuba con la Virgen de Covadonga?
En el siglo XIX va a ser una relación muy intensa y de expansión del culto a la Virgen de Covadonga en muchas poblaciones de la isla. El 8 de septiembre de 1877 se funda la Sociedad Asturiana de Beneficencia bajo la advocación de esta Virgen y en poco tiempo se crean estas asociaciones en todas las ciudades importantes de la isla (Matanzas, Cárdenas, Santa Clara, ). Con ella llegan imágenes de la Virgen a las iglesias cubanas y la celebración de fiestas o romerías que se realizan durante varios días y con gran aparato para demostrar el poder de la colonia asturiana. En 1881 se publica en Cuba el primer periódico asturiano de América, que lleva el título de 'El Eco de Covadonga'. En 1886 se crea el Centro Asturiano de La Habana, que se convertirá en la asociación asturiana más poderosa del mundo, con más 50.000 socios, pero que ya será una asociación menos covadonguista.
¿Cómo es la evolución de la relación en el siglo XX?
En Cuba, el Centro Asturiano de La Habana es el que va a marcar la pauta de esta relación colectiva con Covadonga. Su covadonguismo es más apagado, ya no existe un fervor religioso. De todas maneras, sus dos grandes obras serán el sanatorio denominado Quinta Covadonga, inaugurado en 1896, y su monumental palacio social, construido en el Parque Central de La Habana en 1927 y cuya primera piedra se llevó desde Covadonga en 1923. En esos momentos, la Virgen de Covadonga sigue siendo una seña de identidad para los asturianos, pero su presencia es cada vez menor y, por ejemplo, apenas tiene importancia entre los símbolos del nuevo edificio.
¿Qué pasó con aquella devoción original?
La sociedad se fue secularizando y un ejemplo de ello es el derrotero de unos sacerdotes asturianos que viajaron a Cuba en 1925 en busca de financiación para el santuario.
¿Cómo empieza y termina esa aventura transatlántica del cura?
Samuel Fernández Miranda, canónigo de Covadonga, viajó a Cuba aquel año buscando dinero entre los emigrantes asturianos para dinamizar un proyecto turístico en Covadonga y construir un nuevo hotel, el Favila, que acogiera a turistas y peregrinos. Se trataba de promover el sitio bajo tres aspectos: historia de Covadonga, devoción religiosa y naturaleza. Sufrió una gran decepción porque a los directivos del Centro Asturiano aquel proyecto no les interesó nada. Y, finalmente, un jesuita con residencia en La Habana le explicó al canónigo que la devoción original entre los emigrantes asturianos ya se había perdido y que el Centro estaba dirigido por un 'espíritu agresivamente laico'.
En resumen, ¿cómo fue la evolución de los centros asturianos de América en relación a la Virgen de Covadonga?
La devoción fue sufriendo un proceso de secularización y los centros asturianos de América se centraron en sus tres funciones primordiales: fiesta y recreo, instrucción y asistencia sanitaria. En los centros asturianos, Covadonga deja de ser una devoción religiosa para convertirse en seña de identidad de un grupo. Lo que prima es la procedencia geográfica, no la devoción de los asturianos. Eso sí, seguirán celebrando hasta hoy el día 8 de septiembre y agrupándose alrededor de la Virgen de Covadonga al menos ese día.
LAS FIESTAS DE “LA COVADONGA” EN MÉJICO
(Revista Covadonga, nº 18, 1923)
Cúmplense cabalmente en este año de 1923 los ciento cincuenta en que por vez primera se empezó a celebrar en Méjico, con solemnes y exteriores cultos, la fiesta  y la devoción de nuestra Señora de Covadonga.
Siete asturianos residentes en Méjico acordaron en el año de 1733 extender por aquellos reinos la devoción a la Virgen de Covadonga y determinaron para ello empezar celebrando anualmente su fiesta en el día del Patrocinio y en la Iglesia de las Religiosas de Valvanera, costeando de su peculio particular los gastos que se originaren.
…al quedar pequeña la Iglesia de Valvanera… determinaron trasladar los cultos a la Iglesia de Santo Domingo “en que hallaban mejor disposición por ser una de las más amplias y capaces de esta ciudad. Mandaron construir un primoroso retablo con la Virgen de Covadonga, que se colocó en el crucero de la citada IGLESIA y veririficada una colecta, dotaron la festividad que “ anualmente ha de verificarse de aquí en adelante en el Altar propio de la Virgen de la Iglesia de Santo Domingo..
..Carlos III aprueba las constituciones de la Congregación de nuestra Señora con el título de Covadonga… fundada bajo la real protección por los naturales y originarios del Principado de Asturias y Obispado de Oviedo.
La asociación de los inmigrantes asturianos en América. (Moisés LLorden Miñambres) (en EL ASOCIACIONISMO EN LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A AMÉRICA, Salamanca, 2008)
La presencia de asturianos está constatada en  las repoblaciones en distintos territorios americanos durante los siglos XVII y XVIII como Nuevo México…  Así lo demuestra la temprana existencia de la primera agrupación de la colectividad de Asturianos en la ciudad de México que, ya en 1732, acordaron solemnizar los cultos a su Patrona, la Virgen de Covadonga, celebrando anualmente su fiesta “en la Iglesia del Convento de Balvanera” y años más tarde solicitarían autorización para fundar una cofradía, con el nombre de Congregación de Nuestra Señora de Covadonga.
“La Covadonga” en México
BERTHA TERESA RAMIREZ:   (La Jornada. México D.F. Domingo 11 de mayo de 2003)
La Casa de "La Covadonga", monumento nacional del siglo XVIII ubicado a unos pasos de la plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico, desde hace por lo menos cuatro décadas presenta un deterioro progresivo, por lo que las autoridades capitalinas la rescatarán para poner a salvo su arquitectura y mantenerla como inmueble destinado para viviendas de interés social.
La construcción, fundada en 1775 como colegio de educación de hijas de descendientes españoles, bajo la advocación de la Virgen de la Covadonga, ha sido habitada durante casi 40 años por familias que hasta hace tres años se mantenían en el régimen de rentas congeladas.
Un hito constructivo: El rescate de La Casa Covadonga. Por Rosa Álvarez. Marzo 2004
Para la realización del Proyecto Ejecutivo de esta obra se invitó a cinco equipos integrados por arquitectos de reconocida trayectoria, especializados en conservación y rehabilitación de edificios históricos, así como en la construcción de vivienda de interés social. El ganador de este concurso fue el Arq. Alejandro E. Suárez Pareyón, respaldado por su experimentado colectivo del Centro de la Vivienda y Estudios Urbanos, AC.
Cabe mencionar que las viviendas, en total 37, además de seis locales, ocuparán las crujías originales del antiguo inmueble, más las que se levanten en los niveles superiores del fondo del predio, de acuerdo con la normatividad vigente y las recomendaciones del Instituto Nacional de Antropología y el esquema del patio en su forma y dimensión originales; tratar de solucionar el interior de las viviendas de tal manera que el mayor número de estas tengan la posibilidad de participar del espacio del patio…
MIRANDO A LA HISTORIA
Según explica el Arq. Alejandro E. Suárez Pareyón, la Casa de la Covadonga es una construcción posiblemente realizada durante el siglo XVII y desarrollada en ese tiempo en una sola planta, según se constata en la pintura que decora un biombo atribuido a Diego Correa, ca. 1690, representando en perspectiva la ciudad virreinal. En la manzana objeto de estudio se observan dos edificios, uno de un solo nivel -La Covadonga- y junto otro de dos niveles, ambos con patios cuadrangulares al centro.
Añade el especialista que desde la primera mitad del siglo XVIII se pueden encontrar en archivos históricos varios planos que representan vistas perspectivadas de la ciudad virreinal; para el estudio de los antecedentes históricos de la Casa de la Covadonga se ha seleccionado un plano firmado en 1737 por seis arquitectos de la ciudad de México, entre los que sobresale Pedro de Arrieta. La pintura representa la ciudad vista en perspectiva desde el poniente, en ella se observan las construcciones de los edificios ocupando los frentes oriente sur y poniente y dejando sin cerrar el costado norte, ese corazón de manzana es ocupado por una construcción aislada, rectangular y con techo a dos aguas; datos obtenidos en la investigación documental permiten saber que el predio de La Covadonga colindaba al oriente con el Mesón de San Vicente y esa referencia puede explicar el “corral” vacío al centro de la manzana...
“La Covadonga» resucita a Monterrey
La fiesta por la patrona devuelve la actividad al Centro Asturiano de la ciudad mexicana, suspendida hace meses por falta de seguridad
12.09.2013 | 02:10
Manuel J. LARA
En un ambiente festivo, el Centro Asturiano-Español de Monterrey, Nuevo León, México, organizó una comida este domingo para celebrar «La Covadonga», tal como se conoce la fiesta de la Santina en ese país. «Gracias a las ayudas que da el Principado, es posible que exista este centro, el único regional oficial de la ciudad», explica Alfonso Vera, uno de sus miembros más antiguos, que nació en un campo de concentración francés tras la Guerra Civil. «Es muy diferente la vida de los asturianos y españoles aquí en el norte que en la capital D.F. En el Centro Asturiano de la Ciudad de México, están censadas unas 30.000 personas, hoy aquí estaremos comiendo unas 60. En Monterrey, en los últimos años, ha sido más difícil mantener la continuidad de estos actos. Por eso, es importante disfrutar de días como este», comenta, con entusiasmo, Vera.
España en México
La tradicional romería de Covadonga… fiesta con que España celebra la Reconquista
La Nación, al servicio de México
México, D. F., 18 septiembre 1943 año II, número 101
páginas 14-15 por Arz.
Arrancando del tronco jocundo de las festividades religiosas, señalándose como la fiesta más importante del pueblo español y abrazando en su trascendencia el desarrollo histórico de todos los pueblos que ingresaron a la cultura cristiana llevados de la mano por la generosa madre española, es la celebración de Santa María de Covadonga, inmensa en sus perfiles, honda en su significado, múltiple en su júbilo.
Cuando se festeja a la Virgen de Covadonga se canta también la tradición heroica de España. Se juntan en el recuerdo el milagro y el héroe combinados en la victoria con que se inició la Reconquista de España. Así ha pasado al campo de lo social el día glorioso de Nuestra Señora de Covadonga.
La leyenda atribuye significación divina a la victoria de don Pelayo: un pueblo que vive prendido a Dios, por él lucha y por él vence porque para él triunfa.
La virgen de Covadonga vino a América
Y es que le fiesta de Covadonga implica para el español el vínculo más fuerte de unión nacional que le ofrece la tradición. Para España entera es el 8 de septiembre la fecha en que celebra la iniciación de su hazaña histórica más trascendente, es el día en que al salvarse a sí propia de los agresores de la religión, hizo posibles para más tarde las tareas positivas de la redención de los pueblos hispano-americanos.
Es por esto que los límites de La Covadonga no se cierran en la península ibérica, sino que montando el mar sobre tres carabelas, se trasladan a la América española para ensancharse aquí en un mundo nuevo que mediante su abrazo, anhelado durante ocho siglos, ingresó al seno glorioso de la catolicidad.
Si por medio de un dilatado proceso secular fue posible que Nuestra Señora de Covadonga extendiera su gracia a los pueblos americanos, mediante el transcurso de otro lapso semejante, ocupado por los misioneros en los afanes divinos, se hizo viable la consolidación religiosa de un mundo nuevo. Terminado ya el segundo proceso, firmemente prendida la fe, los pueblos americanos podían empezar su vida independiente: la Virgen de Covadonga quiso que las gestas de independencia coincidieran con los claros días septembrinos de su advocación.
Nuestra Señora de Covadonga ya podía descansar tranquila por sus pueblos jóvenes, ya tenía quien la sucediera en el amparo, había conferido una alternativa: la Virgen de Guadalupe cobijaba ya, con su manto amoroso, a veinte y una patrias que nacían.
Alcances y trasuntos de la romería
La veneración a la Virgen de Covadonga es símbolo de hispanidad. Y hablamos de hispanidad en el sentido de considerarla como un estilo de ser que alcanza tanto a iberos como a ibero-americanos. Es por ello que en cualquier lugar y en cualquier momento de las gentes que viven de acuerdo con ese estilo, la festividad de Covadonga se advierte jubilosamente.
Cuando los mundos están distantes, la romería al Santuario encuentra equivalencia. Aquí como allá la fiesta halla medios de expresión.
Si dentro del carácter religioso la celebración no se materializa de igual modo por no estar presentes aquí los venerados lugares de la tradición, el espíritu devoto de miles de fieles se conjunta en una sola invocación que parte en un mismo día desde México y Cuba y Argentina, como desde España misma.
Covadonga y la emigración asturiana
escrito por Admin  (Toni Somoano), el 06/06/2013
Desde inmemoriales tiempos el Santuario de Covadonga ha sido el punto de referencia y enclave religioso por excelencia para los asturianos de dentro y fuera del Principado. Símbolo durante siglos de los valores hispánicos, de manera especial para los asturianos de la diáspora por el mundo y -fundamentalmente- en las tierras americanas que acogieron a tantos nacidos en nuestra región. Hacia el Real Sitio se canalizaron desde aquellas tierras aportaciones de dinero reunidas en colectas populares para sufragar muchas de las obras que el Santuario fue precisando a lo largo de los años. Las iglesias y retablos erigidos en honor de Santa María de Covadonga a lo largo de Latinoamérica son numerosísimos, al igual que las cofradías surgidas bajo su advocación. Dos ejemplos: la iglesia de Covadonga en las lomas de Chapultepec, en México D. F. o el magnífico retablo barroco (a la derecha del presbiterio) dedicado a la Patrona de Asturias en la iglesia de los Dominicos en Puebla de los Ángeles, también en México, datado nada menos que en 1754.
Los llamados indianos no se olvidaron nunca de sus raíces, y desde el incendio del 17 de octubre de 1777 que dejó la capilla de la cueva reducida a cenizas con todo lo que en ella había, se volcaron en las ayudas a Covadonga. Es curioso que 21 meses después de este suceso -según se recoge en el Libro de Acuerdos Capitulares 1766-1790, folio 143-, se acordó encomendar al platero que registrase el río desde la cueva hasta el Mesón por si hubiese rastros de la plata y oro perdidos, dado que habían desaparecido en el incendio valiosos regalos donados por los reyes Carlos II, Felipe II y Felipe IV, entre otros.
Cuando Carlos III dictó una Real Provisión para pedir limosnas y levantar un nuevo templo bajo las órdenes de ventura Rodríguez -su arquitecto de cámara-, desde las que se denominaban “Provincias de Indias” comenzaron a fluir durante los años siguientes cuantiosas ayudas, tanto de forma individual como colectiva. Un ejemplo es que de los 20.000 boletos vendidos para una rifa benéfica a beneficio de las obras de la actual Basílica -en 1886- más de 4.000 fueron adquiridos por emigrantes en América. Dos de las vidrieras de la Basílica fueron costeadas desde Cuba, así como retablos, objetos para el culto, lámparas, etc.
Otras obras proyectadas nunca llegaron a concretarse, como fueron la electrificación del tranvía de Arriondas a Covadonga o el funicular por la cuesta del monte Ginés, puesto que hay constancia en las Actas Capitulares del Santuario de haberse recibido una carta -con fecha del 21 de abril de 1952-, según la cual una acaudalada señora residente en Cuba estaba dispuesta a costear dicho tren cremallera hasta la cruz y, además, a construir un convento de religiosas en la cumbre de dicho monte. La propuesta quedó en el aire a pesar de la insistencia de la arriesgada señora, la cual ya se había puesto previamente en contacto por carta con Carmen Polo de Franco, esposa del anterior Jefe del Estado y ovetense de nacimiento. Imaginemos hoy -60 años después de esta curiosa iniciativa- dicho funicular y el no menos curiosísimo convento en la cima del monte, donde se sitúa la llamada Cruz de Priena, a 725 metros de altura.
De la revista Covadonga -a partir del año 1922- se pueden obtener numerosísimos datos de donaciones al Santuario, recogidos también en los minuciosos libros capitulares que se conservan. Más arriba citamos a la ciudad mexicana de Puebla, en la que tuvo negocios don José González Soto, nacido en Margolles en 1887, el cual pasaba temporadas en el Hotel Pelayo y fue un gran benefactor del Santuario; él mismo sufragó la construcción de la imponente iglesia parroquial de Cangas de Onís que -en este 2013- cumple sus primeros 50 años.
Del afecto por Covadonga de la emigración quedan numerosas y constantes señas de todo tipo. Peregrinaciones desde tierras americanas, familias enteras que deciden trasladarse temporalmente al Santuario para asistir a la boda de alguno de sus miembros, para una primera comunión o alguna confirmación. De las canteras de Covadonga han salido piedras para colocar como primigenia cimentación en numerosos edificios emblemáticos al otro lado del Atlántico, como en el caso de sus impresionantes Centros Asturianos en Argentina y Cuba, entre otros. Numerosas imágenes -copia de la de Covadonga- han salido del lugar para repartirse por el mundo. Destaquemos una del notable escultor Gerardo Zaragoza (Cangas de Onís 1902-Madrid 1985) que se encuentra -desde 1946- en la iglesia de la Concepción de Tucumán, en la República Argentina.
Arriondas, 2 de junio de 2013