La fe se expresa enseguida en manifestaciones sensibles, como las imágenes o la música. Pero con el paso del tiempo va siendo objeto de una reflexión que se plasma en escritos que, al multiplicarse y organizarse, acaban constituyendo los tratados y, más tarde, los sistemas teológicos. La teología es un pensar hablado sobre Dios, y luego sobre todas las proyecciones de la fe, como la Iglesia o los sacramentos.
La Virgen María, Madre de Jesucristo, Hijo de Dios encarnado, también ha sido tema del pensamiento teológico. Cuando nace la Iglesia, Ella está presente en los evangelios y en Jerusalén con los apóstoles. En las primeras comunidades cristianas María aparece en las invocaciones, en pinturas, en fiestas, en himnos, en templos dedicados a Ella, y pronto es citada en el canon de la Misa. Esta veneración se multiplica en los siglos posteriores, en fiestas, santuarios, órdenes religiosas, nombres de ciudades y otras innumerables creaciones de la sensibilidad devota.
Nuestra Señora ha sido tema de la teología en la era patrística y en la escolástica medieval o moderna. Pero en la Edad Contemporánea tuvieron lugar dos nuevas definiciones dogmáticas que estimularon singularmente la Mariología. Se trata de la Inmaculada Concepción, definida como dogma de fe en el año 1854 por el Papa Pío IX, y de la Asunción en cuerpo y alma a los cielos, definida en 1950 por el Papa Pío XII. Actualmente los libros o artículos de revista sobre temas marianos alimentan una copiosa lista en incesante crecimiento.
A pesar de ser objeto de innumerables escritos, la teología mariana es sencilla, pues tiene un principio fundamental, que explica y funda todo su desarrollo posterior: la Maternidad divina de María. El ser Madre de Dios implica su santidad perfecta, su concepción sin pecado original, su poder intercesor o mediador, su elevación al cielo y todas las virtudes y cualidades que la especulación teológica, la literatura espiritual o la piedad popular atribuyan a Nuestra Señora.
La expansión contemporánea de la teología mariológica ha fomentado el nacimiento de instituciones dedicadas específicamente a estudiar sus contenidos y a difundirlos mediante conferencias, artículos de revista o libros especializados. Su ámbito de acción no se ciñe exclusivamente al texto escrito, sino que también pretende difundirlo a través de los medios de comunicación actuales, escritos, radiofónicos, televisivos o digitales. Entre los diversos centros de estudio, destaca la Pontificia Academia Mariana Internationalis. En Roma, los estudios marianos alcanzan grado y título universitarios en la Pontificia Facultad Marianum.
En Covadonga, el estudio teológico sobre la Virgen ha tenido un momento glorioso en 1926, ahora casi olvidado. Entre el 9 y el 11 de septiembre se celebró aquí una Asamblea Mariana convocada por el obispo Juan Bautista Luis Pérez. La participación fue muy numerosa, destacando el arzobispo de Santiago y los obispos de Almería y Salamanca. Hubo veinte alocuciones en torno a cuatro temas: Mediación universal, Asunción, Ascética mariana y Medios de difusión. Citemos a los teólogos más notables: los jesuitas Nazario Pérez y José Mª Bover, el dominico Juan González Arintero, Luis Borrás, director de la Academia Mariana de Lérida, e Isidro Gomá, futuro cardenal. Lo recoge todo un detallado libro de 562 páginas, con magnífica encuadernación, editado en la imprenta del Real Sitio.
Tras años de vacío, la teología sobre la Virgen vuelve a renacer ahora con ánimo vigoroso en el Instituto Mariológico “Nuestra Señora de Covadonga”. Se constituye en julio del año 2004 por iniciativa del actual arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro Sierra, con la colaboración del abad, Florentino Hoyos Martínez. Su garantía académica y jurídica es la asociación a la Pontificia Facultad Marianum. Su finalidad es la promoción y difusión de estudios teológicos, bíblicos, históricos o de espiritualidad en torno a la Madre de Dios. Se dirige a investigadores, que buscan nuevos conocimientos, a personas estudiosas, que pretendan conocer mejor la figura de María, y también a fieles sencillos, que deseen alimentar intelectualmente su afecto y devoción.
El camino para alcanzar estos objetivos es un plan académico que abarca dos cursos impartidos en el mes de julio. Las asignaturas comprenden los aspectos fundamentales de la Mariología: fundamento bíblico; variados desarrollos teológicos, espirituales o pastorales, y magisterio de la Iglesia. Este núcleo se complementa con aportaciones culturales desde la historia, la literatura, el arte y la música. Otra vía para acercar el Instituto a la gente son las Jornadas Marianas, que el Instituto organiza en diversas partes de Asturias desde mayo de 2005. La difusión de su trabajo se logra a través de los Cuadernos de Estudio, el primero de los cuales salió a la luz en mayo de 2006.
Así, el Instituto Mariológico de Covadonga en poco tiempo ha llevado a cabo una gran tarea en dos aspectos. Primero: irradiar sobre Asturias un conjunto de datos e ideas que elevan el exiguo nivel de conocimiento mariano entre el clero y el pueblo. Segundo: fomentar desde aquí una dimensión de hondura intelectual, en torno a la teología, que acrecienta, ante la sociedad, asturiana y española, la estima valorativa hacia este Santuario.