RECUERDOS DE COVADONGA Estos son recuerdos de mi estancia en el Seminario Menor de Covadonga en el año 1952. Recuerdo mi llegada a Covadonga el día 2 de Octubre de 1952 desde Oviedo. Cogí el tren de vía estrecha llamado entonces El Económicos… que me llevó hasta Arriondas, allí cogí un autobús hasta el mismo Covadonga si mal no recuerdo. Tenía entonces 11 años y recuerdo todo con cariño, sobre todo que cuando una persona llega a Covadonga por primera vez, alucina con ese maravilloso entorno: el paisaje, la Santa Cueva… para mí era maravilloso, increíble, algo nuevo… No tengo, ni tenía entonces nada contra mis padres, pero nunca los eché de menos, al contrario: yo era feliz allí, era un sitio especial, maravilloso, mágico… Por cierto: hace unos pocos años llevé allí a un matrimonio inglés a los que nunca pregunté por su religión, ni me importa, pero cuando llegamos a Covadonga, se quedaron sobrecogidos, impresionados… y su comentario fue: Mario: ahora entendemos porqué tú nos hablabas de Covadonga con admiración: creemos que te has quedado corto: esto es simplemente impresionante… Seguí sin saber su inclinación religiosa, ni me importó. Empezó el curso, por supuesto todo nuevo para mí: latín, música y un montón de signaturas todas nuevas para mí, pero sin problemas: yo era feliz a pesar de que yo era el ¨malo¨ el ¨revoltoso¨ el ¨indisciplinado¨: me reía de los que hablaban por señas porque ¨no se podía ¨hablar¨, etc., etc. Aquellas excursiones por los montes de los alrededores de Covadonga: maravillosos! Lo que siempre me he preguntado es por qué nunca hemos tenido un accidente por aquellos montes ya que pasábamos por sitios verdaderamente peligrosos. Bueno: recuerdo una de aquellas excursiones por detrás del Monte Auseva (debajo la Santa Cueva) que íbamos por el monte y de repente bajó la niebla… Nos quedamos sin visión a menos de un metro de distancia y nos predimos 33!! (nos contamos). Algunos lloraban y al rato (igual una hora) andando a ciegas nos encontramos con un pastor de cabras, por cierto, muy alegre porque nos dijo en su bable que hacía más de seis meses que no veía un ser humano. Asique nos retuvo: nos invitó a lecha de cabra, y al final nos indicó más o menos el trayecto hacia Covadonga. Al final aparecimos justo encima del Auseva encima de Covadonga y veíamos las luces abajo. Bueno, pues bajamos y nos encontramos con que ya estaba preparada la Guardia Civil para iniciar la búsqueda. Todos tan contentos ¡ Por cierto yo no lloré aquel día: era como una aventura con resultado feliz! Otra anécdota de Covadonga es que nos tuvimos que preparar porque venía Franco a Covadonga! Por lo visto Franco iba a pescar salmones todos los años en el río Sella cerca de Cangas de Onís o cerca de Arriondas. Total que se le ocurrió ir a Covadonga y allí nos tienes a todos los seminaristas en dos filas a la entrada de Cueva por la parte de arriba. Asique todos serios y callados, aparece Franco, que por cierto llevaba unas botas y una de ellas tenía la suela despegada… Pasó entre nosotros, se paró delante de mí y me dijo ¿Cómo te llamas?. Yo contesté: Mario Ania Bastián… Ah!, muy bién y ¿qué es lo que más te gusta? Contesté: la música. Y él dijo: Ah! Muy bién….. Esa fue la entrevista cuya opinión mía fue: Vaya es tal alto como yo que tengo 11 años….! Escribo esto de Covadonga pero tengo muy buenos recuerdos de los 5 años que estuve en el Seminario. Fue mi mejor experiencia!!