COVADONGA
 

Mini biografías al descubierto: José Antonio Couso Fonteriz


Hay múltiples razones para hacer una entrevista, extensa e intensa, a José Antonio;
pero voy a señalar con brevedad solamente tres.
En primer lugar, este Sacerdote, nacido en el año 1937, y ordenado en 1963,
ha sido Párroco, en Santa Eulalia de La Felguera. (Desde 1975 se denomina parroquia de San Pedro.)
Las fiestas en honor de este santo son famosas en Asturias).
Medio siglo, se dice pronto, son muchos años. Creo que serán muy pocos
los sacerdotes que puedan ostentar o batir este récord. Por otra
parte, se dio una circunstancia que merece ser apuntada: José
Antonio Couso formó equipo con José Antonio Gutiérrez Macho,
éste como coadjutor, durante los 51 años. Vivieron juntos la misma
misión que los 72 discípulos de Jesús (Lc 10), que fueron enviados
de dos en dos, para anunciar el reino de Dios. Como vivieron muy
acogidos en La Felguera, cuando se jubilaron, no sacudieron el polvo
de sus sandalias. Otro hecho curioso fue que siete sacerdotes, que
ejercimos como coadjutores en las parroquias que atendieron
después los dos José Antonios, nos secularizamos. Si contamos con
la de Sama, se acerca a la docena el número secularizados en la
década de los setenta.
En segundo lugar, yo estuve como Coadjutor, con José Ignacio Monte y
Marino Zapatero, durante dos años en esta misma
Parroquia. La experiencia, vivida por mí, en ese tiempo, fue
imborrable. Fueron pocos años, pero intensos, y los recuerdos que
me acompañan son innumerables. Somos lo que recordamos, nos
decía el filósofo. Unos recuerdos son más vívidos y densos que
otros, y pueden significar mucho en la trayectoria personal de cada
cual.
En tercer lugar, con esta entrevista pretendo (ya hice una al padre
Ángel) ofrecer la revista “covadongadigital.es” a todos aquellos
compañeros, (no sólo a los de mi curso) que hemos pasado muchos
años juntos en el Seminario de Oviedo, y varios veranos (dos meses
cada año) conviviendo en Covadonga. “Siempre nos quedará
Covadonga”, como decía el poeta José A. Olivar. Fueron unos años
de juventud muy ilusionantes. Dejar por escrito la trayectoria
personal y pastoral, en la revista, puede servir de orientación, ayuda
y ánimo para otros que van a seguir la estela marcada por José
Antonio.

Y sin más preámbulo, pasamos a las preguntas.
Pregunta:
Cincuenta y un años ejerciendo el ministerio como
Párroco en San Pedro de La Felguera, desde 1971, dan para contar
infinidad de cosas. No obstante, si haces un esfuerzo, ¿podrías
presentarnos una breve síntesis de tu vida Sacerdotal, incluyendo
los cuatro años que ejerciste en Gijón y los otros cuatro de Turón?

Respuesta. Sí, como dices tú, “somos lo que recordamos”; los
recuerdos a los 85 años de edad y 60 de Sacerdote se van
desdibujando, aunque si me paro en cada etapa o circunstancia de
la vida, excede lo que aquí se pretende.
Gijón, como suele decirse, fue mi primer amor. Recuerdo con
asombro la infinidad de visitas que hice a cada domicilio de las
familias de niños que hacían la 1ª Comunión, más de cien al año. La
creación del grupo Scout y la recogida de vidrios por las casas en la
Navidad para venderlos y comprar material deportivo. La fundación
del “Club Pumarín” y la vergüenza que pasé porque en una
inocentada, mis amigos me escondieron la sotana y tuve que salir
de casa de paisano; me daba la impresión de que iba desnudo por el
barrio. Hoy sentiría lo mismo si tuviera que ponerla.
En Turón, al llegar, me encontré sin lugar dónde vivir y sin saber a
quién acudir. Todo se resolvió felizmente con la ayuda de algunos
feligreses. Fue importante el grupo de JOC, un grupo de señoras y la
creación del Club; allí también comencé Magisterio por libre.
Ni en Gijón ni tampoco en Turón tuve disgustos dignos de mención,
quizás una cierta confusión pastoral, proveniente de los nuevos
aires del Vaticano II.
En la Felguera pasé 51 largos años en compañía de José Antonio
Gutiérrez Macho, fuimos en el año 1971 y nos no jubilamos en
septiembre de 2023.
Comenzamos con una vivienda alquilada por la Parroquia, sin una
triste bombilla, fue preciso amueblarla pidiendo un crédito a un
amigo. Vivienda que compartimos los tres Sacerdotes, Faustino
Suárez, José Antonio G. Macho y un servidor. Hoy la Parroquia tiene
dos viviendas propias y locales parroquiales en los bajos del mismo
edificio, de los que también carecía la Parroquia, para todo tipo de
actividades.
La convivencia con los Sacerdotes en la vivienda fue siempre
excelente, así como lo fue con el resto de Sacerdotes del
Arciprestazgo, en esto ha tenido mucha importancia la Asamblea
Sacerdotal, circunstancia que nos unió mucho con ocasión de los
trabajos y cenas que compartíamos.
El Patronato de San José, con las distintas Juntas Patronales, en las
que la Parroquia era parte principal, fue un trabajo y
responsabilidad importante, sobre todo desde que marcharon las
religiosas, pues hubo que encargarse de todo. Continuamos con la
Guardería Infantil que ellas regían. Se habilitaron tres casas para La
Cruz de Los Ángeles en el ala derecha del edificio que estaba en
estructura y con la ayuda inestimable de las religiosas Ursulinas
logramos prepararlo.
Se vació todo el edificio y se retejó de nuevo para la Residencia de
Ancianos y La Escuela Infantil. Además, las Semanas Sociales y los
campamentos de verano, en Barrios de Luna, para niños y jóvenes,
entre otras obras y actividades, llenaron plenamente mi vida
pastoral.

P. Sin duda, tendrás tantos recuerdos que no resultará difícil
decirnos algunos sucesos o hechos, en los te has sentido
angustiado, o en dificultades, y con ganas de tirar la toalla

R. Con ganas de tirar la toalla más de una vez, pero me duraba poco.
Uno de los mayores disgustos fue no encontrar una Comunidad
Religiosa para atender las actividades (en la Residencia de Ancianos
y en la Escuela Infantil) y, la protesta y amenazas de un grupo a la
salida de misa, porque habíamos despedido a una trabajadora;
también algún que otro problema serio con patronos y
trabajadores. Creo que la Residencia de Ancianos era
imprescindible, y hoy por hoy lo sigue siendo.
Problemas graves y preocupantes en la Parroquia fueron muchos,
quizás destaquen: los encierros en el Templo Parroquial por asuntos
laborales de la Empresa Duro Felguera y el de los hosteleros en el
2021. En ambos casos tengo la conciencia de haberles acogido lo
mejor que supe.
He tenido la suerte de ser comunicativo y, sobre todo, la oración
ante el Sagrario me solucionó muchos problemas… Me quedaba
nuevo.

P. Por el contrario, ¿nos detallas aquellos momentos entrañables y
gozosos, con los que el corazón se emociona al traerlos a la
memoria de nuevo?

R. Fueron muchos. En todas estas actividades la mayor satisfacción,
que atribuyo a una gracia especial de Dios, fue la elección de las
Juntas Patronales, todas ellas extraordinarias. El Broche de Oro de
toda esta labor fue la Inauguración de la Residencia de Ancianos con
capacidad para 65 personas y la renovación total de la Escuela
Infantil.
Estoy muy contento de las SEMANAS SOCIALES ininterrumpidas en
30 años, y en las que se trataron problemas sociales desde una
visión cristiana inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia. Tanto la
primera en el año 1992, “Solidarios en la Crisis”, como la última en
el 2022 sobre la “Encíclica Fratelli TUTI”, tuvieron una asistencia
media siempre de más de cien personas. Intervinieron personajes
de primer orden, desde Arzobispos, Profesores de Universidad de
Asturias y fuera de Asturias, Alcaldes… todos ellos especializados
según el tema que se abordaba.
Otra de las actividades, que me dejan muy buen sabor de boca, fue
el Campamento de los Barrios de Luna por el que pasaron unos
cuantos miles de niños y jóvenes, además de los grupos de
voluntarios de los más variados oficios, que comenzábamos en
mayo hasta julio todos los fines de semana, para poner a punto
unos pabellones destartalados, reparando techos, servicios,
piscina… fue una labor hermosa que nos hizo mucho bien a todos.
En resumen, básteme decir que, visto lo visto, si volviera a nacer
optaría por ser Sacerdote.

P. Cuando rememoro los años que pasé en La Felguera, me viene a
la mente, en primer lugar, el Patronato de San José. Iba a decir misa
todos los días, bien de mañana, para las monjas y algunas feligresas.
Sé que el Patronato fue y es para ti como “la joya de la corona”.
Quieres contarnos algo al respecto, en especial lo mucho que habéis
trabajado, y qué perspectivas de futuro prevés para este tipo de
obras.

R Dices que el Patronato es la “joya de la corona” de mi estancia en

La Felguera, yo diría que es una gran obra fruto del compromiso de
las distintas Juntas Patronales, voluntarios y del Pueblo. Hoy la
Residencia es modelo de atención a nuestros mayores con
implicación de un voluntariado ejemplar, y de un pueblo que la
mima y la cuida como algo propio. “Es la casa grande de una familia
numerosa”, como reza su eslogan.
La Residencia de Acianos era y sigue siendo una necesidad. La
iniciativa surgió de una Semana Social “Solidarios con los mayores”.
En todo el Valle sólo estaba la Residencia de CIAÑO.

P. ¿Qué han significado los cincuenta y un años, desde el punto de

vista humano y pastoral, viviendo y sintiendo las alegrías y las
penas con tus feligreses?

R. Creo sinceramente que he crecido humana y pastoralmente.

Procuré siempre estar cerca de la gente, y con los que más traté
hice mías las circunstancias que ellos mismos vivían.
P. Vamos a soñar. Si te fuera dado (ya sé que es imposible) volver a
empezar tu andadura sacerdotal en La Felguera: ¿qué actitudes y
comportamientos nuevos intentarías llevar a la práctica? Y, por el
contrario, ¿qué no repetirías de lo que has hecho?
R. No haría tantas actividades y estaría mucho más tiempo con las
personas, el trato personal es imprescindible para una buena
pastoral.

P. ¿Cuáles y en qué medida los sueños de tu juventud se han

realizado, y a cuáles has tenido que renunciar, y se quedaron en el
limbo de los futuribles?

R. Tan embebido estuve en el trabajo como profesor y Párroco de

una Parroquia grande y con actividades varias, que no pensé en
sueños ni renuncias personales, sino en hacer lo que tenía que
hacer en el día a día.

P. El alambique personal no perdona y acaba destilando la

verdadera sustancia de nuestra vida en la tierra. ¿Qué legado dejas,
como un buen orujo (los gallegos lo elaboráis muy bien), en la
Parroquia de La Felguera?

R. Dejo amigos y dejo una vida de trabajo. Fui haciendo lo que me

dictaba mi conciencia, soy consciente de que me equivocado
muchas veces, y también de que he acertado en otras muchas.
Pienso sinceramente que no dejo ninguna marca a imitar. No dejo ni
estela…

P. ¿Qué hilo conductor, o idea motriz, te ha guiado en tu caminar,

siendo el responsable de tantos fieles como tiene la Parroquia?
R. Desde el primer día que tomé la responsabilidad de la Parroquia
les dije que venía a hacer Comunidad Cristiana con ellos, y eso he
procurado hacer durante todo el tiempo a través de pequeños
grupos. No sé si lo conseguí, pero eso ha sido siempre mi hilo
conductor.
P. ¿Qué libro (o libros) de la Biblia has leído y meditado más? y, ¿por
qué?
R. Lo que más, el Nuevo Testamento y los Salmos. Lamento no
haber meditado más el Antiguo Testamento, lo estoy haciendo
ahora. Me encanta el Cantar de los Cantares, el Libro de Job, los
Profetas… Está siendo el Antiguo Testamento un grato
descubrimiento.
P- ¿Cuáles son, a tu juicio, las causas de que grandes núcleos de
población (urbana y también rural) estén abandonando la fe en Dios
y, sobre todo, la práctica religiosa?
R. Si abandonan la fe en Dios o no, no es fácil de juzgar, creo que el
hombre es un ser religioso. La práctica es otra cosa y las razones son
múltiples, desde la falta de adaptación de la liturgia, a la escasa
formación que, desde la Iglesia institucional, se ha dado… Nos
dedicamos más a los niños que a un proceso formativo con adultos
con repercusión en la vida, si a esto unimos la información que
llega desde los medios de comunicación y la falta de coherencia de
los que nos decimos cristianos… puede que sean algunas de las
causas.
P. La escasez de vocaciones y la falta de Sacerdotes son hechos
incuestionables. ¿Qué crees que debería hacer la jerarquía
eclesiástica: ordenar sacerdotes a laicos casados (como sucede
ahora con los diáconos), o incluso mujeres presbíteras? O ¿ir
reduciendo al mínimo los ritos y ceremonias, ante la imposibilidad
de llevarlas a cabo?
R. Lo de ordenar a hombres Sacerdotes casados no le veo dificultad,
y espero que no tardará, ni tampoco en que las mujeres ocupen
puestos de gobierno en la Iglesia, y sean diáconos y profesoras de
teología…
Lo de hacer misas para todo y hacerlas deprisa y corriendo, me
parece mal, y otro tanto de los demás Sacramentos.
P. ¿Qué pedirías o aconsejarías, desde la perspectiva que te dan los
sesenta años de experiencia Sacerdotal, a las nuevas generaciones
de Seminaristas y Sacerdotes?
R. Que quieran mucho a la gente y que pasen tiempo con ellos, 

 y les den responsabilidades con todas las consecuencias. 

El Sacerdote tiene su función definida y el
seglar también. No es una concesión, es un derecho que tienen como

miembros De la Iglesia.

P. ¿Cómo te gustaría que te recuerden aquellas personas de La
Felguera con las que has compartido tantos afanes y trabajos?
R. Como un Sacerdote amigo y una persona coherente que hizo lo
que pudo.
P. Te encuentras bien de salud y de ánimo, no hay más que verte.
¿Qué planes y proyectos tienes, para estos años de jubilación, que
esperamos sea muy larga y satisfactoria?
R. Pasar de una pastoral de actividades con las personas a una
actividad de trato con personas.

Como resumen final, me parece que hay una constante que, cual
obsesión, aparece en varias de tus respuestas, y tiene que ver con la
cercanía que siempre tuviste con la gente. Hablas de “crear
comunidad”; del “trato permanente con las personas”; pides que
los sacerdotes “pasen más tiempo con la gente y les den
responsabilidades”; si te fuera dado volver a empezar, sin dudar
respondes” que pasarías más tiempo con la gente”; “tendrías más
trato personal”; has fomentado la formación de grupos, las
reuniones y convivencias de trabajo con adultos, jóvenes, niños…”
Una de tus primeras acciones pastorales fue visitar a todas la
familias de los niños que iban a hacer la primera comunión (fueran
o no fueran a misa los domingos). Esta actividad, junto con la visita
a los enfermos, las viudas o viudos, las madres que perdían a un
hijo….Es una obra de misericordia que me parece fundamental en la
vida pastoral.
En una palabra, tú cumplías con las palabras que Jesús dijo a sus
discípulos, (cuando estos apartaban a la gente con sus hijos, para
que no molestasen al maestro):“dejad que se acerquen porque de
ellos es el reino de los cielos” (Mac 10).

Muchas gracias y mucha suerte, José Antonio.

Manuel Suárez González. Mayo 2023.